Primeramente, queríamos hablar con el presidente y este se ocultó enviando al vice. En segundo lugar, ha dejado pasar 27 días desde aquel 26 de marzo, seguramente para que nos olvidáramos.
Pero todavía existe una tercera y más burda manipulación.
Los protagonistas del 26 fueron ciertamente los sindicalistas divididos en dos grupos, con sus justas reivindicaciones laborales.
Pero no olvidemos la presencia masiva de los campesinos, que fueron los que verdaderamente dieron peso a la protesta y el principal pilar del éxito de ella.
Tampoco olvidemos que fue un paro nacional de miles que no estamos en situación de dependencia laboral y que tuvimos relevancia.
Por eso, al llegar la negociación (que debió ser rápida y con el mismo presidente), los campesinos y los citadinos, no dependientes de sindicatos, debimos de ser tenidos en cuenta. Con la nota de que, al haber sido una jornada victoriosa frente al Gobierno, teníamos el derecho de imponer condiciones. Por ejemplo, las presentadas por los campesinos del cese de la APP y la libertad de los campesinos presos por Marina Cué.
Nada de esto se ha hecho y toda la negociación es entre el Gobierno y los sindicalistas, cuyas condiciones para comenzar el diálogo nos parecen débiles. La misma huelga, paro ciudadano y presión campesina con su éxito, apoya ya la legalidad.
No queremos más ser manipulados, como antes ocurrió por el Senado en el “golpe” hace un año y diez meses, que quebró la democracia. Tampoco, ahora con una convocatoria selectiva de la que no nos fiamos.
Exigimos que el presidente dialogue con una representación que de verdad nos represente a todo el pueblo.
