Utilizando un lenguaje propio del Oeste americano y una frase popularizada por John Wayne, Trump aseguró en su cuenta de la red social Twitter que sus armas están cargadas y montadas y las opciones militares están completamente preparadas si Kim Jong-un actúa de forma imprudente.
Esa última parte indica que Trump no tiene previsto un ataque preventivo contra instalaciones militares de Corea del Norte, algo que ha sobrevolado la lista de opciones después de que el régimen comunista amenazara con lanzar dos misiles hacia aguas de la isla de Guam.
El régimen norcoreano aseguró que las declaraciones de Trump “son un montón de sinsentidos”, mientras que volvió a amenazar a Seúl con reducirlo a “un mar de fuego” si se desencadenan ataques militares contra ellos.
Pese a la retórica militarista, Trump no ha ordenado ningún despliegue adicional de fuerza hacia la Península de Corea, después de que en junio se retirase el portaaviones USS Carl Vinson de la zona, y solo queda en Japón el USS Ronald Reagan para responder a una crisis militar.
Del mismo modo, según argumenta Robert Carlin, veterano experto en Asia e investigador de la Universidad de Stanford, Corea del Norte lleva desde julio dando señales sobre su postura negociadora.
Según Carlin, los medios han obviado partes de unas declaraciones de Kim Jong-un del pasado 4 de julio, cuando Pyongyang probó un nuevo misil intercontinental.
Estas señalan que Corea del Norte nunca negociará su desarrollo balístico y nuclear, a no ser que se acabe la política hostil de EEUU y la amenaza nuclear contra la República Democrática Popular de Corea.
La crisis retórica se inició este martes cuando medios estadounidenses revelaron que consideran que Corea del Norte ha conseguido una ojiva nuclear lo bastante ligera para ser lanzada en un misil intercontinental.
Según Fred Fleitz, vicepresidente del conservador Center for Security Policy, probablemente esta filtración fue autorizada por el Gobierno de Trump para forzar a Corea del Norte a negociar sobre sus ambiciones nucleares, ya que la posibilidad de que Pyongyang hubiera construido una ojiva nuclear ya era conocida en el 2013.