25 abr. 2024

Cuerdas comprometidas

La guitarrista Daiana Ferreira Da Costa empezó un ciclo de conciertos solidarios. En entrevista con Vida, la embajadora cultural paraguaya cuenta sobre este giro en su vida, en el que asume un mayor compromiso con las causas sociales.

Daiana Ferreira.jpg

Revista Vida

Por Carlos Darío Torres / Foto: Fernando Franceschelli

Además de ser ya una consagrada concertista de guitarra clásica, Daiana Ferreira Da Costa es también funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores y embajadora cultural. Es una exreina de belleza que tuvo tiempo para formarse también como abogada. Afirma que sus actividades solidarias la acercan a la gente, cuyas necesidades quiere conocer antes de dedicarse a otro de su objetivos: la política.

—¿Cómo nace esta inquietud de integrar tu arte a iniciativas benéficas?
—Ya tenía en mente hacer un espectáculo exclusivo en Asunción, y después del encuentro con el papa Francisco, a finales de mayo, quise volcar mi arte con fines positivos, no solamente solidarios. Recientemente fue para la Fundación San Rafael; pero estoy hablando con otras entidades y oenegés para apoyar cuestiones de género, de medioambiente, de la niñez, de educación y temas deportivos. Va a ser un ciclo de conciertos que va a abarcar hasta el año próximo, con diferentes organizaciones y en diferentes áreas, involucrando a la música en las cuestiones del día a día.

—¿La idea es seguir ofreciendo conciertos con fines más solidarios?
—Por supuesto. Es una herramienta que usamos los artistas para poder tender un puente entre la gente, las personas que más nos necesitan y las autoridades. Conocí la fundación hace 11 años; de hecho, mi primer concierto de guitarra y orquesta fue a los 18 años en la iglesia San Rafael, a beneficio de ellos, y quizás fue un empujón bendecido para mi carrera, que a partir de allí tuvo un movimiento interesante.
Esta va a ser una etapa en mi carrera artística, pero que va a tener continuidad. Es un cambio de chip, porque uno siempre hace las cosas un poco por ego. En su momento traje a los mejores guitarristas de la región y del mundo al Paraguay. Ahora quiero ver un poco más de tierra adentro, qué es lo que siente mi gente. Sería bueno darle otra faceta a mi carrera.

—Esta nueva faceta, ¿va a tener alguna influencia en tus proyectos artísticos?
—Lo solidario va a ser un complemento en el sentido personal, un enriquecimiento, además de beneficiar a varias fundaciones. Pero voy a seguir teniendo giras en el exterior. Estoy programando tours por Medio Oriente, de vuelta en Europa y terminando un proyecto que es el disco sobre la música de Agustín Barrios, que voy a estar promocionando en el exterior a partir del año que viene. Pero voy a hacer más actividades que favorezcan a la comunidad.

Mostrando Paraguay
—En tus presentaciones en el exterior, ¿tocás música paraguaya?
—Como embajadora paraguaya es lo que más llevo, porque tengo que promocionar el arte de mi país y en los festivales es lo que más me piden, que sea la portavoz de la música paraguaya, especialmente la de Agustín Barrios. Mi programa de conciertos en la mayoría de las veces es un integral de Mangoré, de 40 minutos a una hora de su música.

—¿Tu repertorio varía de acuerdo al país en el que te presentás?
—Sí, y también de acuerdo a la ocasión. Muchas veces me llaman o me contratan para tocar en los festivales de guitarra, en los que uno sí puede meter un repertorio más clásico, Francisco Tárrega, Fernando Sor, Agustín Barrios. Hay otro tipo de conciertos, más populares, donde pongo más música paraguaya, arreglos míos, música latinoamericana más conocida.

—¿Qué autores extranjeros son tus predilectos?
—Toco mucha música regional, de compositores argentinos principalmente, Máximo Diego Pujol, Jorge Martínez Zárate; también del brasileño Heitor Villa-Lobos, y del venezolano Antonio Lauro. De Europa me gustan más los españoles.

—¿Mangoré es conocido en el exterior más allá del círculo ligado a la guitarra clásica?
—Sí, por supuesto. Muchos músicos, no solo guitarristas, han hecho sus trabajos de tesis sobre su obra y biografía. Como paraguaya me siento muy orgullosa de que un compatriota haya llegado muy lejos, incluso en una época en la que no había tanta difusión por los medios de prensa, ni existían las redes sociales; simplemente por la genialidad de su obra y su talento.

—¿Recibís apoyo estatal?
—El Gobierno me nombró embajadora turística en junio del año pasado y a partir de ese momento iniciamos un trabajo de promoción con la Senatur a través de la música. Desde entonces viajé a Perú, México, Francia, Italia, Portugal, Ciudad del Vaticano, y en cada una de las presentaciones, antes de cada concierto, entrego materiales de promoción del país: se pasan audiovisuales, les hablo de nuestra tierra en sus respectivos idiomas, buscando captar su atención para que conozcan Paraguay y que la música sea el gancho.

—¿Cómo ves a los autores contemporáneos paraguayos?
—Los hay muy buenos, como Ismael Ledesma, cuya música me gusta mucho, es muy fresca, muy auténtica. Me gusta también la música de los hermanos Corbalán, que son amigos míos. Diego Sánchez Haase compone para varios instrumentos, hace poco hizo un material para guitarra que tengo pendiente estrenar dentro de poco, una adaptación contemporánea de Campamento Cerro León.

—¿Qué se necesita para que surjan más compositores?
—Hace falta incentivar la composición. Tenemos muchos intérpretes, pero pocos compositores. Hay concursos regionales como los de Ibermúsicas, que dan incentivos. Pero de parte del Gobierno paraguayo hay muy pocas acciones para promocionar. Tampoco hay una escuela formal de composición.

—¿Cómo te ves en el futuro?
—Me gusta mucho la música, pero no es lo único que hago. También me interesa el ámbito social, poder hacer algo por mi comunidad, algo más por mi país. Hace ocho años que trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores y más adelante me gustaría adentrarme en el ámbito político. Pero todavía no es el momento. Por ahora pienso seguir con esto que me apasiona.

—¿Pensás incursionar en la carrera diplomática o en la arena política?
—No pienso tanto en el campo diplomático. Incluso ya rechacé ofertas para ir al exterior, porque me gusta mi país, me gusta trabajar acá, estar con mi gente, con mis amigos, con mi familia. Sí pienso buscar algún cargo electivo para más adelante, pero para eso hay que prepararse bien, para cuando la oportunidad se dé. Lo estoy haciendo. Hace mucho que lo vengo trabajando en el ámbito cultural por iniciativa propia. Con la música o con la política, pero siempre cerca de la gente.