Le reclamó que los precios deben ser dados SIEMPRE con el IVA incluido, de lo contrario, ella estaba considerándolo un evasor. Cuando abonó esa suma, le dijo que NO tenía el talonario de las facturas a mano y que la llamara en un par de días. Una semana después volvió con los resultados y el médico decidió la cirugía, le pasó la tarifa nuevamente sin IVA, por lo que recibió el mismo mensaje: “Los costos de los servicios deben ser siempre con el IVA incluido, y no solo al que pide factura, porque de lo contrario usted, doctor, se hace cómplice del robo al Estado”. Para terminar la historia, salió del consultorio y la secretaria aún NO tenía la factura.
Todos los días estamos siendo golpeados por nuevos casos de corrupción. Vienen de todas partes, de instituciones públicas, del poder establecido, de empresas privadas, de profesionales de TODOS los sectores. No se salvan fundaciones, sindicatos ni las empresas auditoras.
Hace poco una organización que realiza estudios y análisis económicos me hizo una encuesta. Una de las preguntas fue: ¿Cuáles son los principales factores externos a su empresa que limitan su crecimiento? Le respondí que era grave la corrupción en el sector público, pero cuando me preguntó qué podría hacer el sector privado para mejorar el ambiente de negocios, se me cayó la ficha. Sin duda, hay corrupción porque hay empresarios dispuestos a corromper. Esta cadena se hace cada vez más fuerte y sólida, porque forma parte del estilo de hacer negocios.
La falta de información, controles y auditorías serias a todo nivel, contribuyen a la evasión. Ayudan mucho el compromiso de la prensa y de los ciudadanos en las redes a denunciar, y hacer públicas las irregularidades y a los evasores, vengan de donde vengan.
Que nadie se queje de la falta de desarrollo, de los actos criminales, de la falta de educación, si se hace cómplice de la corrupción evitando el cumplimiento de la ley en su accionar cotidiano. En este sentido, empresarios, profesionales y ciudadanos, a todos, nos toca ser factores de cambio.
Si yo no corrompo, tú no corrompes y si nadie corrompe, la corrupción quedará bloqueada. Si cada ciudadano se convierte en contralor al exigir facturas, no acepta “arreglos” ni componendas, paga todos los impuestos, se comporta de acuerdo con las reglas, normas y leyes, esta guerra será coronada con la victoria ciudadana.
Cortar la cadena de la corrupción depende de cada uno. Me alegra pensar que un mal endémico y tan grande esté en nuestras manos.