Desde hace tres días, Carlos Espínola permanece rodeado de cadenas que lo sujetan a una camioneta del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert). Se dedicaba a la agricultura, pero desde que fue trasladado a un centro urbano con la promesa de prosperidad del Gobierno, quedó sin trabajo.
Antes vivía en Ñacunday, junto a cientos de campesinos que reclaman la anhelada reforma agraria. En el 2014 accedió a la propuesta del Gobierno de mudarse a Itakyry, en la colonia Santa Lucía, donde le otorgaron una vivienda donde vive con su esposa y sus cuatro hijos, pero sin ingresos económicos para mantener a la familia.
“La institución nos trajo de Ñacunday con la promesa de vivir en estas tierras dignamente. Hasta ahora no se cumplió ese compromiso del Estado”, expresó entre sollozos, pegado al vehículo estatal.
Su esposa lo acompaña, también llorando, mientras tres de sus hijos asisten a la escuela. “Qué futuro les voy a dar a estos niños acá, sin trabajo”, indicó el labriego a Tacuara Comunicaciones.
El presidente de la Comisión Vecinal de Fomento y Desarrollo, Juan Noguera, explicó que son aproximadamente 100 familias las que viven en la colonia Santa Lucía. Algunos campesinos lograron tener sus parcelas de cultivos, pero otros tuvieron que rebuscarse y solo consiguieron trabajos temporales. Pero hay también varios casos como el de Espínola, quien quedó sin fuente de trabajo.
En el patio de las viviendas que les otorgó el Gobierno solo pueden cultivar rubros de autoconsumo, no así para la venta. Este es su principal reclamo: acceder a parcelas de tierra para lograr el desarrollo de las familias a través de la agricultura, rubro que conocen desde niños con el paso de la experiencia sobre producción desde generaciones pasadas.
Desde el Indert aseguran a estos labriegos que hay tratativas para conseguir más de 500 hectáreas en las cercanías de la colonia, pero el traspaso de las tierras no se puede concretar por falta de dinero para comprarlas, de acuerdo a las informaciones que la institución transmitió a las familias reubicadas.
Noguera espera que, de ser cierto que el único problema son los recursos, las autoridades correspondientes ayuden a pagar por la propiedad para que al fin llegue la prosperidad tan ansiada en la comunidad.
En Ñacunday el conflicto de tierras continúa con el grupo que decidió quedarse.
En comunicación con Última Hora, el presidente del Indert, Justo Cárdenas, explicó que la adquisición de las parcelas está en la etapa final. Todavía falta determinar cuántas de las 1.000 hectáreas que pertenecen a Óscar Wasmosy se necesitan para las familias de la colonia Santa Lucía.
Por cada hectárea se invertirán alrededor de G. 24.500.000, según lo acordado en la Junta del Instituto de Desarrollo Rural.
Cárdenas aseguró que la compra se concretará a más tardar en la primera quincena de diciembre próximo.