Por Eduardo Simões - Reuters
El quinto día de protestas de los camioneros paralizó importantes sectores de Brasil y llevó a que la ciudad de São Paulo, el mayor centro empresarial de América Latina, declarara estado de emergencia debido a la escasez de suministros de combustibles.
Temer decidió autorizar al Ejército, junto a la Policía Federal de Carreteras, a despejar las vías. “Quien bloquee las autopistas, quien reaccione de manera radical, está perjudicando a la población y será responsabilizado. Vamos a garantizar la libre circulación, vamos a garantizar el abastecimiento”, sostuvo el mandatario en el palacio presidencial de Planalto.
Negociadores de varios grupos de camioneros acordaron el jueves por la noche suspender sus bloqueos por 15 días después de que el Gobierno prometió que subsidiaría y estabilizaría los precios del diésel, lo que podría costar 5.000 millones de reales (USD 1.400 millones) este año.
Sin embargo, Abcam, un grupo que inició la huelga y que afirma representar a unos 600.000 conductores, no figuró entre las partes que firmaron el acuerdo. Pero el viernes llamó a los conductores a despejar las vías para que el transporte empiece a volver a la normalidad.
La huelga seguía impactando la vida diaria de los brasileños el viernes y varios sectores económicos clave en el importante productor de materias primas.
La Asociación Brasileña de Proteína Animal ABPA dijo que 152 plantas de procesamiento avícola y porcino suspendieron su producción en forma indefinida, afectando a más de 220.000 trabajadores. La falta de suministro de alimentos para animales podrían provocar la muerte de millones de aves y cerdos.
Al sector de supermercados le tomará hasta 10 días normalizar el abastecimiento de productos una vez que finalice la huelga, dependiendo de la región, informó por su parte la Asociación Brasileña de Supermercados ABRAS. La reposición de alimentos perecibles es la más afectada por la movilización.
Las estaciones de servicio se quedaron sin combustible en todo el país, mientras que los consumidores llegaron a tiendas de abarrotes dominados por el pánico en varias áreas, vaciando los estantes. El transporte público y la recolección de basura operaban en forma reducida o se detuvieron en todo el país.
La administradora estatal de aeropuertos Infraero informó que 11 de los 44 terminales bajo su gestión no tenían disponibilidad de combustible para abastecer aeronaves hacia las 14.30 hora local del viernes. Entre los aeropuertos afectados figuran los de las ciudades de Recife, Joao Pessoa y Goiania.
Más temprano el aeropuerto de Brasilia, no administrado por Infraero, había informado que quedó sin combustible en la mañana, lo que le llevó a cancelar algunos vuelos.