El episodio ocurrió el domingo último en un barrio acomodado cuando Edgar Maddison Welsh, de 28 años, ingresó en la pizzería Comet armado de un fusil de asalto para, según sus propias palabras, investigar personalmente el caso conocido como Pizzagate. Maddison Welsh disparó su fusil, pero nadie resultó herido a pesar de que el local estaba lleno de familias.
Los motivos que esgrimió el hombre para explicar su conducta ponen de manifiesto las consecuencias de la difusión de falsos rumores en internet durante la campaña electoral de EEUU. “Lo que pasó prueba que el hecho de promover teorías conspirativas falsas e irreflexivas tiene consecuencias”, deploró el propietario James Alefantis.
Su establecimiento sufrió una ola de acosos por internet desde que el sitio WikiLeaks publicara a principios de octubre mensajes electrónicos de John Podesta, director de campaña de Hillary Clinton, en los que se hacía mención a una jornada de recaudación de fondos a la que se asoció a Alefantis.
Esta revelación fue el punto de partida de un rumor infundado que afirmaba que su restaurante servía de fachada a una red de pedofilia. Además de comentarios violentos en las redes sociales, la pizzería Comet y los locales comerciales cercanos fueron amenazados por personas que se desplazaron hasta allí hasta culminar con el ataque armado. AFP