01 may. 2025

Amnistía Internacional y el dolor de las madres

Por Gustavo A. Olmedo B.

Es preocupante y lamentable que una organización como Amnistía Internacional Paraguay se oponga al proyecto de ley 5833, que implementa el Libro de Defunciones de Concebidos No Nacidos en el Registro del Estado Civil.
La normativa, que recibió el veto del Poder Ejecutivo, cuya aceptación o rechazo se trata hoy en el Congreso, establece el reconocimiento con nombre y apellido de los bebés que fallecen en el vientre materno, eliminando la actual inscripción como NN; la entrega del cuerpo a solicitud de los padres para fines póstumos, sin aplicación de criterios de estándares de peso o edad gestacional; y el registro de todas las muertes intrauterinas con fines estadísticos para el estudio e implementación de políticas preventivas de salud pública. Una propuesta más que necesaria no solo a nivel de política pública, como es el caso de los registros para posteriores estudios, sino también para apoyo de hombres y mujeres que han sufrido semejante pérdida.
Si bien una ley “no elimina el dolor”, facilitará el duelo, podrán recurrir a un cementerio para una sepultura digna, y sobre todo impedirá que los hijos e hijas terminen como desecho patológico, según expresan los mismos miembros de la coordinadora del grupo Un mismo corazón, Un mismo senti, impulsora del proyecto.
Y es de suponer, que Amnistía se opone simplemente porque va en contra de los planes que tiene de favorecer el aborto en Paraguay, es decir el asesinato de niños y niñas en el vientre materno, lo que esta organización –en sintonía con la ONU– prácticamente lo propugna como un derecho humano de la mujer, pero no de aquella niña que está por nacer y no puede defenderse, pero que igual tiene el derecho humano de nacer.
En nota enviada al Congreso, esta organización pide que se acepte el veto del Poder Ejecutivo, señalando que este tipo de medidas pueden ser contrarias a las obligaciones internacionales de derechos humanos “porque pueden interpretarse como una protección absoluta o casi absoluta al feto, incluso a costa de los derechos humanos a la vida, la integridad y la salud de las mujeres y niñas”, y agrega que una protección de esas características “sería discriminatoria” “al imponer un estereotipo de mujer-madre, considerándolas meros instrumentos de reproducción”.
Es decir, proteger, dar identidad y valorar a un ser humano en desarrollo en el vientre materno es considerar a la mujer en una máquina de reproducción. No tiene sentido. Realmente, algo anda muy mal en Amnistía.
Pero más allá de todo, vale recordar la importancia de esta ley. Es un derecho de las madres y padres, y de los propios niños fallecidos, quienes merecen un nombre y apellido, un trato respetuoso, y una sepultura digna.