Texto: Saira Baruja
Imágenes: Fabián Fleitas
Al llegar a Aldeas Luque se respira paz y armonía. Las construcciones y disposiciones de las casas son iguales, pero por dentro cada una tiene un toque único de acuerdo a la familia que la habita.
“Tener un referente afectivo que te oriente, que te dé cariño, es tan importante en el crecimiento de cualquier niño y adolescente, no es simplemente dar un techo y un plato de comida”, manifestó José Ramírez, director de la Aldea Luque.
Estas viviendas están a cargo de una mamá SOS, muchas de ellas tienen hasta 10 hijos. La misión de estas mujeres es criarlos con amor, pero bajo sus propias normas de convivencia.
Convertirse en una mamá del corazón requiere de una capacitación de tres años, pasando por varias etapas. La primera es ser tía SOS.
Las mujeres se capacitan en nutrición, estimulación temprana, cómo trabajar con niños rebeldes, adolescencia, violencia, maltrato, abuso sexual, protección y derechos humanos.
Todas las madres son diferentes, pero si hay algo que las caracteriza es haber acudido a Aldeas Infantiles con el único fin de conseguir un trabajo, pero todas encontraron algo más: una familia y más amor del que esperaban recibir.
“Si bien ellos no pueden crecer con su familia biológica ni extensa, Aldeas con este modelo lo que busca es que ellos crezcan de igual manera en un ambiente familiar”, explicó Ramírez.
Comentó que este modelo nació después de la Segunda Guerra Mundial con la idea de unir a niños huérfanos con madres que perdieron a sus hijos, dejando ya de lado la institucionalización de la educación de los niños y adolescentes.
El concepto utilizado por la organización es profesionalizar la educación de los pequeños pero en un ambiente familiar y más humano.
Los menores llegan la organización únicamente por una orden judicial. La ONG incluso se toma unos días para estudiar cada caso y asegurarse de que no cuenten con ningún familiar que pueda hacerse cargo de ellos.
Aldeas Infantiles SOS está en Paraguay desde hace 46 años, cuenta con 5 centros en las ciudades de Belén, Hohenau, San Ignacio, Luque y Santa Rita.
¿Y el Estado?
Desde su establecimiento en Paraguay, la organización montó hospitales y escuelas públicas para personas de escasos recursos de la zona. Pero esto se tuvo que rever, ya que la política global obliga a pasar estas funciones lentamente al Estado.
El mismo caso se da con los hospitales maternoinfantiles que se habilitaron en el interior que hoy dependen netamente del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.
Más de 600 niños y adolescentes de todo el país son beneficiados actualmente. Todas las personas que deseen ayudar lo pueden hacer de forma monetaria, ya que, según aclaró el director, Paraguay busca ser autosustentable.
Cómo ayudar
Cada mamá recibe un salario no muy superior al mínimo. Aparte reciben un importe mensual para los gastos de los hijos y de la casa, lo que ya ingresa en el presupuesto de la organización.
El sistema utilizado actualmente es el de padrinazgo, pero la mayoría de los colaboradores residen en países europeos. Lo que se busca es el apoyo de paraguayos para sus compatriotas.
Ramírez lamentó que no puedan aceptar la colaboración esporádica de grupos de personas que cada tanto se acercan a las aldeas, ya sea con prendas o alimentos no perecederos.
“Lo que buscamos es que los chicos reciban alimento y ropas como algo normal, algo que forma parte de su crecimiento, como cualquier otro niño, entonces no podemos aceptar todo lo que dentro de ayuda solidaria se pueda entender como asistencialismo”, mencionó.
Las personas interesadas en colaborar lo pueden hacer acercándose a la aldea Luque, ubicada sobre Guillermo León casi 29 de Septiembre.