01 may. 2025

YVY JA’U

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Cuando se haga la arqueología social del Paraguay se presentarán interrogantes que nunca creyeron que no hemos sido capaces de responder con racionalidad. Una de ellas, ¿cómo teniendo la densidad poblacional más baja en América Latina tenemos serios problemas de tierra? ¿Cómo teniendo la generación de energía per cápita más grande del mundo no hemos logrado apalancar nuestro desarrollo en las hidroeléctricas?, y, ¿cómo hemos desperdiciado el bono demográfico en toda una generación perdida?, la primera que no superará a sus padres.

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Con respecto a la tierra, las cuestiones son incomprensibles en todos sus aspectos. Estamos llenos de campesinos pero no de agricultores, y los latifundistas han sido tan eficientes en la protección de sus intereses que han logrado duplicar la pena a los invasores de propiedad ajena.

Lejos de creer que han logrado una victoria, en realidad se han disparado al pie. Zavala es el general Pirro.

Más de tres millones de hectáreas están invadidas por quienes aplauden la victoria pírrica contra los ocupantes ilegales. Ellos también lo son y como en esta República todos somos iguales ante la ley, si llegan a sancionar con 10 años de prisión a aquellos invasores también les tocará a ellos pagar la misma condena.

Dirán algunos que la vara de la Justicia nunca les alcanzará y por eso mismo, la ley que pretenden sacar no tendrá fuerza coercitiva fáctica y menos legitimidad moral.

Muchos de los tenedores de tierras malhabidas estarán muy enojados con Zavala y Riera por haber sacudido el avispero cuando estaban tan bien con el statu quo por generaciones.

Ahora también cuestionaron las seccionales como ocupaciones ilegales y sus responsables tendrán que pagar sus consecuencias.

Tampoco estarán muy felices aquellos cuyas hectáreas de tierra están evaluadas en 20.000 dólares pero solo pagan 2.000 guaraníes de impuesto inmobiliario al año. Este proyecto de ley ha tocado un tema sensible y de amplia onda expansiva.

Irán en contra de la mafia del catastro que, habiendo recibido millones para organizarlo eficientemente, continúa registrando la misma propiedad a nombre de tres dueños distintos. Los escribanos, que avalan este delito, tampoco estarán muy felices.

Menos la familia del presidente, que se cargó la propiedad de los herederos del héroe de Nanawa Rodolfito López y que estará diciendo por qué estos dos senadores de la oligarquía vacuna han tenido que colocar el debate de las tierras en la opinión pública.

Paraguay tiene casi 600 mil kilómetros cuadrados de títulos, aunque su geografía real sea solo de 406.752 km2. Un mismo título madre que dio nacimiento a varios nuevos propietarios, su tenedor original puede reclamar todas las propiedades otorgadas como suyas sin problema.

La reforma agraria ha sido un negociado del tamaño de una casa. Se entregaron miles de hectáreas pero solo se concedieron menos del 20% de títulos. Las “derecheras” constituyen el documento prefeudal donde se da la impresión de ser propietario cuando en realidad no lo es.

Con esta ley se forzará al reconocimiento de miles de hectáreas, se deberá pagar el impuesto inmobiliario sobre el valor comercial de la propiedad y los ocupantes ilegales tendrán que verse ante la ley.

Stroessner entregaba tierras a gusto y paladar como señor feudal que era de este país. Muchos de los recipientes siguieron en el poder con la democracia y nunca quisieron abrir esta caja de pandora. Ahora están en la mira de todos y eso en democracia no es del agrado de muchos que viven y hacen negocios en la penumbra.

Una pequeña localidad donde mataron a Magdaleno bifurca la ruta hacia Concepción y Pedro Juan Caballero. Se llama Yvy ja’u (comamos la tierra).

No hay un solo monumento a los grandes deglutidores de ella. No están los bustos de Papacito Frutos ni del tirano, quien regalaba tierras a los conscriptos que acababan el servicio militar o creando colonias de uniformados.

Todo con un solo objetivo: yvy ja’u. Ese pueblo es hoy la referencia del EPP, el secuestro y el narcotráfico. Toda una metáfora para los arqueólogos del futuro. Hoy solo una doliente realidad sin sentido ni razón.

Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com