EFE
Numerosos negocios de Resistencia, la capital provincial del Chaco (norte) amanecieron este martes con sus vidrieras rotas, estanterías vacías y suelos cubiertos de mercancías descartadas, tras los saqueos colectivos en los que fallecieron dos personas, entre ellas un subcomisario de policía, informó el gobernador, Juan Carlos Bacileff Ivanoff.
Bacileff Ivanoff aseguró que otras dos víctimas reportadas por los medios de comunicación no tenían relación directa con los robos.
La escena se repitió también en las provincias norteñas de Tucumán, donde se registraron otras dos víctimas fatales, y en Jujuy, con un fallecido.
El auge de los saqueos y el conflicto policial han empañado el trigésimo aniversario de la democracia ininterrumpida en Argentina, que se celebra este martes, y líderes opositores pidieron suspender los festejos públicos de esta tarde, que la presidenta argentina, Cristina Fernández, resolvió realizar de todos modos.
“Los violentos, los antidemocráticos, los que no respetan los valores por los que tantos argentinos dieron su vida, quieren, sin lugar a dudas, hacernos olvidar o que despreciemos o que no nos importen los valores de la democracia”, dijo Fernández en el acto para conmemorar el trigésimo aniversario del retorno de Argentina a la democracia.
“No soy ingenua, no creo en las casualidades, tampoco creo en los contagios. Algunas cosas que pasan en Argentina, en determinadas fechas, no son por contagio, son por planificación, con precisión quirúrgica”, añadió la jefa de Estado.
Fernández condenó “la extorsión a una sociedad por parte de aquellos que portan armas para defenderla y no para atacarla” y dijo que “conmociona” y “avergüenza” ver que hay saqueadores que acuden a robar comercios “en automóviles”.
En un comunicado, el diputado opositor Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido expresidente argentino Raúl Alfonsín, había propuesto horas antes, “ante la gravedad de la situación”, dejar los actos conmemorativos “para una mejor ocasión”.
“Hoy festejamos algo que deberíamos haber postergado por respeto a lo que está pasando en el país”, se sumó también el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.
Policías de hasta 17 provincias se han acuartelado en los últimos días, animados por el alza salarial obtenida por sus compañeros de Córdoba.
En varias de esas provincias ya cesaron las protestas tras llegarse a acuerdos de ajustes salariales.
En medio de una fuerte conmoción social por saqueos que dejaron un muerto, unos 200 heridos y más de un centenar de detenidos, las autoridades cordobesas elevaron el sueldo básico de los agentes a 8.000 pesos (1.280 dólares).
Otras provincias con uniformados sublevados han pactado también subidas salariales de hasta el 50 % para que los policías regresen a las calles.
La oleada de saqueos generó un clima de psicosis colectiva entre los comerciantes, algunos de los cuales se armaron y otros se plantean echar las persianas durante las fiestas navideñas para evitar robos.
El ministro de Justicia, Julio Alak, denunció que los robos están organizados y advirtió que la Justicia “actuará con toda firmeza” ante los saqueadores y ante “quienes deben brindar un servicio público esencial, como lo es el de la seguridad, y no lo están cumpliendo en este momento”.
Mientras la Justicia investiga, el gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota, relevó este lunes la cúpula policial y aceptó la renuncia de la ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, en respuesta a las protestas.
Los saqueos, que se repiten en Argentina cada diciembre desde 2001, comenzaron el año pasado en la turística ciudad sureña de Bariloche y se extendieron a otras cinco ciudades de Argentina, con un saldo de dos muertos y decenas de heridos.