El avance de la delincuencia en los 68 barrios de Asunción, caracterizado por ataques de motochorros, personas adictas o de asaltos, que incluso se producen en los mismos domicilios de las familias, mueve al ingenio y a la organización entre vecinos para proteger sus vidas y sus bienes.
La acción de los malvivientes no discrimina ninguna zona de la ciudad, ya que la gente sufre asaltos tanto en los puntos periféricos de la capital como así también en sectores, como el microcentro, Villa Morra y otros de gran movida, que se supone deberían tener mayor control policial o de empresas de seguridad.
En un recorrido realizado por diferentes áreas barriales de la capital se pudo observar que existe un denominador común en las residencias, el cual se refleja en el paisaje común de altos portones y murallas, cercos eléctricos o cuchillas, que derivan en calles desoladas en horas de la siesta y de la noche.
En la mayoría de los casos, los frentistas señalan que se organizaron para que sus respectivas cuadras ofrezcan mayores garantías a raíz de que la Policía no abastece los innumerables llamados de auxilio que tienen por parte de las víctimas de los atracos.
Esta situación afecta principalmente a aquellos que a altas horas salen de sus trabajos o universidades y que por la falta de unidades de transporte público, deben caminar bastante trecho, siendo blanco fácil para los delincuentes.
Asimismo, la existencia de un sistema de alumbrado público deficiente, atendiendo que la mayoría de las arterias se encuentran en penumbra y hasta a oscuras en determinados lugares, se constituye en otro factor que transmite una sensación de desprotección a los propietarios de viviendas.
DISPOSITIVOS. La estrategia desarrollada por los vecinos para hacer frente a los asaltos y ataques callejeros y que se dan en las mismas residencias es disponer de gran cantidad de dispositivos de seguridad tanto en la vía pública como en las casas.
La metodología va desde la instalación de cámaras filmadoras en sitios estratégicos, bocinas, altavoces y carteles con frases o leyendas que advierten de la existencia de comisiones vecinales preparadas para contrarrestar o disuadir a los informales.
También apelan a la creación de grupos de WhatsApp, que les permiten estar conectados las 24 horas del día con vistas a poder responder a cualquier llamado de ayuda o socorro al instante.
CASOS. Tito Acosta, presidente de una organización barrial proseguridad, en el barrio San Antonio, comentó que el equipamiento y control es por una cuadra comprendida sobre Coronel Moreno entre Doctor Paiva y Doctor Coronel, ya que en una extensión mayor, la coordinación y la organización se complica.
Manifestó que todo está financiado por los vecinos y que desde que se unieron las familias, los asaltos mermaron casi totalmente.
Por su parte, Marga Crosa, de la comisión vecinal Vecinos en alerta, explicó que desde hace cuatro años montaron la organización para brindar seguridad a los pobladores que viven sobre Ñuflo de Chávez entre Coronel Lirio y Coronel Hermosa, en Sajonia.
Dijo que aportan una cuota de G. 20.000 mensuales para costear cualquier desperfecto en las 14 cámaras o bocinas instaladas en el barrio.
Concluyó que el Estado debe dotar de más móviles y combustible a las comisarías, que muchas veces por esa imprevisión, no pueden auxiliar a la gente.