Vanessa Rodríguez | Misiones
Diego González, presidente de la comisión de fomento del barrio, dijo que desde siempre tuvieron que aguantar el mal olor, pero que hace tres meses se volvió insoportable porque se convirtió en un cementerio de vacas luego de que los funcionarios cavaran pozos y colocaran las cabezas, tripas, sangre y pezuñas de los animales faenados allí mismo.
Los vecinos cerraron el acceso a la matadería desde la siesta de este viernes, allí llegaron junto a ellos el secretario general de la Municipalidad de San Ignacio, Héctor Vera, y el tesorero de la institución, Germán Rojas, quienes prometieron que la matadería sería clausurada.
Con respecto a los restos, Diego González adelantó que los representantes de la Municipalidad prometieron que los trasladarán hasta el vertedero y que las faenas se realizarán en un matadero privado.
González contó que en el periodo de la intendenta Mirena Salas de Ruíz, la cabeza y las patas de las vacas eran donadas a los menonitas y a los campesinos, y que en esta administración comenzaron a enterrarse, generando el olor nauseabundo.