El AIF, considerado el gendarme financiero del Vaticano, se encarga de controlar los flujos financieros del pequeño Estado, en el marco de la lucha contra el blanqueo de dinero y el terrorismo.
Con las modificaciones serán aún más fuertes “los mecanismos de defensa y control de las instituciones (del Vaticano) que están afectadas de diversas maneras por los flujos financieros”, explicó Barbagallo. “Gestionar con prudencia y controlar con eficacia no es solo un deber jurídico, sino también moral. Esto es aún más cierto cuando se trata de controles de flujos financieros”, añadió.
Un equipo de expertos de Moneyval, el órgano del Consejo de Europa que evalúa las medidas contra el blanqueo de dinero, comenzó hace diez días una inspección de las cuentas del Vaticano, la quinta de ese tipo desde 2012.
Esta inspección ocurre mientras la Justicia vaticana lleva un año investigando la opaca financiación por parte de la Santa Sede de la compra de un edificio de lujo londinense.
Hace unas dos semanas, uno de los cardenales más influyentes del Vaticano, el italiano Angelo Becciu, fue además apartado por el Papa por sospechas de “malversación de fondos”. AFP