En comparación a la campaña agrícola anterior, en la actual se sembraron 33.026 hectáreas más de soja en 43.294 fincas pequeñas, de acuerdo con los datos de la Unión de Gremios de la Producción (UGP). En total representa el 23% del total de 3,7 millones de hectáreas que en su mayoría están en manos de medianos y grandes productores.
El presidente de la UGP, Héctor Cristaldo, destacó Itapúa como el departamento que empezó con la incorporación de pequeños agricultores a este rubro, sobre todo mediante la cooperativización; posteriormente, se observaron crecimientos en Alto Paraná y Canindeyú, en tanto que Caaguazú experimenta un ritmo más acelerado desde hace cinco años y San Pedro está empezando con el proceso de ingreso a la cadena de la soja.
El economista Luis Rojas, del Centro de Estudios Heñói, señaló que estos datos requieren de un análisis exhaustivo teniendo en cuenta que la realidad rural es muy compleja. Por un lado, explicó que la agricultura familiar campesina se desarrolla generalmente en menos de diez hectáreas y por el otro, advierte que este sector está en crisis desde hace varios años, debido al abandono por parte de las políticas públicas, sobre todo en la asistencia técnica y acceso a créditos.
Considera que este contexto puede favorecer la búsqueda de un rubro más rentable, como la soja, pero se mostró escéptico respecto a la cantidad de campesinos que opten por un modelo productivo ajeno a su cultura. En ese sentido sostiene la hipótesis de que en muchos casos los propietarios de pequeñas fincas en realidad arriendan sus tierras a medianos productores.