Por Rosalía Ciciolli
“Muchas veces tenemos guardado el babyseat de nuestro primer hijo o podemos prestar o comprar una estructura usada, allí es donde Emilen opera, al volver a reacondicionar esa estructura, dejándola como nueva, o sencillamente si quieren darle un toque más personalizado a las mismas”, comenta Peña.
Relata que decidió emprender en este rubro, aprovechando su talento para la costura y que tenía una experiencia cosechada en el ramo, pues comenzó vendiendo ajuares de cuna que compraba y pintaba, para después animarse a ir más allá y confeccionar ella misma los ajuares.
“Las personas empezaron a ver mi trabajo y les gustó. Recuerdo que una cliente me preguntó si le podía retapizar su carrito, porque era de su nena y en ese momento esperaba un varón y aunque en un principio me daba miedo, me animé. Primero desarmé las estructuras que tenía en casa que eran de mis hijos y practiqué y desde allí empecé a ofrecer como un complemento de los ajuares que hacía”, relata Peña.
Con el tiempo, mientras los pedidos de trabajos de reciclado de estructuras para bebés iban creciendo para la emprededora, su marido dejó su trabajo para apoyarla. Fue así que empezaron a perfeccionarse en las renovaciones de las estructuras, que hoy constituyen su servicio principal. “Nuestros servicios van dirigidos a mujeres, mamás primerizas, tías, abuelas, amigas y compañeras de trabajo que quieran hacer un obsequio original y de calidad a una mami en espera”, señala.
Evolución. Como todo emprendedor, el servicio brindado por Peña y su marido fue creciendo de boca en boca por recomendación de sus propias clientas a otras mujeres que se encontraban en la dulce espera o, simplemente, quería hacer un regalo práctico y bonito a sus amigas futuras mamás. “En principio y durante muchos años fue creciendo por recomendaciones de los mismos clientes, primero mis conocidos y después la gente fue contactándome por redes, en aquel tiempo era Facebook y WhatsApp. Publicaba mis trabajos y a las personas les gustaba; hoy en día miro mis primeras fotos y me doy cuenta de cómo evolucioné en mi producción”, dice. Al principio, fue autodidacta, pero luego fue creciendo y comprendiendo que para ganar la confianza de los clientes, lo fundamental es la calidad que la distinga del resto.
“A pesar de lo que muchos piensan, emprender es sencillo, lo que cuesta es crecer, encontrar espacios reales para exponer nuestro trabajo, con programas dirigidos a emprendedores y con más visibilidad, capacitaciones accesibles y apoyo técnico”, requiere Victoria Peña. Destaca que muchos emprendedores empiezan a emprender sin tener conocimientos y cuando buscan crecer o evolucionar es cuando todo se les complica porque aprender a manejar el emprendimiento como un negocio es el gran desafío. “Los emprendedores necesitamos puertas abiertas y a partir de allí ya está en nuestras manos crecer, ser perseverantes, no desanimarse nunca y por sobre toda las cosas hacer productos y ofrecer servicios de calidad, eso es lo más importante”, indica. De todas maneras, Peña asegura que en la actualidad hay más facilidades para los emprendedores y, en especial para las mujeres, mediante programas de capital semilla y capacitación ofrecidos por varios organismos.