Este año, el calendario adelantó los tiempos. El miércoles 3 en una sorpresiva sesión, los diputados reeligieron por tercer mandato consecutivo al cartista Pedro Alliana, y al día siguiente, una mayoría sorpresiva dio su golpe en el Senado, saliendo de contramano al ajedrez político que vaticinaba un nuevo paso de la Operación Cicatriz en la ANR. La elección del oficialista Óscar Cachito Salomón no estaba en el dibujo trazado en el contexto del acercamiento entre el cartismo y el Gobierno. El senador colorado considerado anticartista, con la ayuda de colegas de bancada, logró articular con paciencia artesanal el apoyo opositor, dejando de lado a otros que contaban con la simpatía del ex presidente de la República, quien persiste en su afán de ser el gran elector o el poder detrás del poder.
ALTA CUMBRE. Altas fuentes de ambos movimientos afirman que el martes 2 se realizó una reunión entre Horacio Cartes y Mario Abdo Benítez en la residencia presidencial Mburuvicha Róga, bajo el amparo de la noche. “Es la cuarta vez que se reúnen”, afirmó un dirigente cercano a Honor Colorado, señalando que la única persona que está al tanto de los encuentros y que incluso participa en algunas es José Alberto Alderete, responsable de la Operación Cicatriz, un plan que busca acercar a ambos líderes y sanar las heridas en el partido.
“Allí se acordó lo de Alliana”, dijo la fuente cartista, quien defendió el pacto con el PLRA porque los diputados de Añetete estaban “especulando demasiado”, cargando la responsabilidad en Arnaldo Samaniego.
Otros aseguran que Marito no se jugó por Samaniego porque está salpicado por el escándalo de las licitaciones amañadas en Salud.
Pero el Senado quedó en el tintero. A diferencia de Marito, Cartes baja líneas rápidamente, mientras que el presidente opta por no manifestar abiertamente sus opciones. Esto fue aprovechado por Salomón para hacer su camino, mientras que Silvio Ovelar y Blas Llano buscaban afanosamente tener los votos de HC. El senador liberal convocó para el viernes, pero una maniobra de Salomón y sus aliados logró adelantar la sesión al jueves porque ya tenían los votos. “Si esperaba al viernes probablemente ya no llegaba, porque ya iba a ser difícil oponerse a una bajada de línea del presidente”, acotó un observador palaciego.
La alianza en el Senado es claramente anticartista. Lo demuestran los votos y la configuración de la mesa directiva: Salomón en la presidencia y como vicepresidentes Fernando Lugo y el liberal no llanista Amado Florentín. En el duelo de astucias, Llano le ganó a Ovelar, porque al ver que no llegaba, renunció a la reelección y votó por la candidatura testimonial de Fidel Zavala. Ovelar peleó hasta el final, pero perdió abrumadoramente, aunque con el consuelo del voto cartista. “Zavala le ganó a Beto”, festejó con malicia un legislador colorado.
BENEFICIO COLATERAL. Si bien Mario Abdo no bajó líneas en ninguna de las cámaras, la elección de Salomón es un beneficio colateral. “No lo eligió, no se jugó por él, pero se beneficia”, acotó un oficialista explicando que son amigos y además es un gran articulador en la cámara. “Se lleva bien con todo el mundo y en esta etapa necesitamos a alguien conciliador. Es leal al presidente. No podemos decir lo mismo de Ovelar, que tiene agenda propia”, señaló un cercano al presidente.
En Palacio están tranquilos. Dicen que fue una semana política positiva. Con el “amigo Salomón” creen que en el Senado no habrá contratiempos ni conspiraciones y que la reelección de Alliana consolida el pacto con Cartes, con quien continúa la “relación cordial” y eso significa gobernabilidad. Hay un “empate táctico”, evaluó otro.
FUTURO CON HC. El presidente, en medio de la crisis sanitaria y los vaticinios apocalípticos pospandemia en materia económica y social, considera que un pacto duradero con Cartes (por el control del Congreso) es su mejor soporte para completar su mandato sin demasiadas bombas de racimo.
En los círculos políticos sobrevuela una pregunta: “¿Sobrevivirá Marito a la pandemia de la corrupción, no solo en el área salud sino en todo el Gobierno?”. Él sabe que los apoyos políticos terminan cuando hay rebelión ciudadana. Y ya hay conatos de impaciencia por la crisis económica potenciada por la corrupción y la tibieza para castigar a los sospechados. En Salud siguen los tibios sumarios, algunos ni siquiera fueron incluidos y la Fiscalía es altamente sensible a las órdenes políticas que pueden conducir al clásico “oparei” (que quede en la nada).
OPOSICIÓN SIN RUMBO. En los cálculos políticos, en Palacio creen que el Congreso no es un potencial adversario, no solamente por el pacto con Cartes sino por la debacle de la oposición, que no tiene rumbo ni liderazgo. Y justamente el Parlamento es donde mejor se ven esas contradicciones: Mientras Efraín Alegre denunciaba a Cartes por estar detrás de su imputación, los diputados de su movimiento le daban el voto a Alliana en un acto de esquizofrenia política imposible de explicar. Mientras siga la cohabitación entre el cartismo y el oficialismo en sus variadas vertientes, la oposición siga sin acordar mínimas agendas, el Gobierno puede jactarse de controlar a sus enemigos internos. Pero eso será insuficiente si la pandemia se descontrola y no encuentra fórmulas para aliviar la catástrofe económica que irá empeorando a medida que pase el tiempo, mantiene privilegios insostenibles y no pone freno a la exasperante corrupción. Entonces no habrá pactos que logren salvarlo.