marian-quiroga@uhora.com.py
“Cada pequeño gesto suma, por más que pensemos que es poco, eso marca la diferencia”, es el lema que guía al doctor Raúl Fanego, médico ginecólogo, reconocido por su labor altruista en cada proyecto que emprende; y más aún si son proyectos en favor de niños y mujeres.
Fiel a este compromiso, cada año, en el marco del Día del Niño, organiza una campaña de recolección de juguetes para llevar alegría a niños en situación de vulnerabilidad y a pequeños internados en hospitales, y este año no es la excepción, pues desde hace meses está tocando puertas y corazones, para llevar alegría a los más pequeños en su día. “Lo que para una persona puede ser poco o insignificante, para otra puede ser más que suficiente”, reflexionó el profesional, destacando la importancia de la solidaridad en la vida cotidiana.
Fanego refiere que este espíritu solidario lo heredó de su madre, Cynthia Rodríguez. “Desde chico, mi madre me enseñó la importancia de ser solidario”, comentó.
Además, destacó que haber sido alumno del Colegio San José, una reconocida institución católica del país, reforzó en él la convicción de ayudar al prójimo. “Hoy en día, como médico y viendo nuestra realidad, me llena de felicidad y me reconforta poder ayudar y colaborar con los demás”, expresó con orgullo.
UNA TRADICIÓN SOLIDARIA
Esta iniciativa del Día del Niño, como muchas otras, nació durante la pandemia, cuando Raúl se unió a un grupo de personas solidarias para organizar ollas populares. “En una oportunidad, acompañé a Bibi Landó al Bañado Norte y vi la cantidad de niños. Allí surgió la idea de llevarles regalos por el Día del Niño y en Navidad”, recordó.
Con el tiempo, aquel impulso inicial se transformó en una tradición que el médico mantiene año tras año, llevando esperanza y sonrisas a cientos de niños en fechas especiales.
Al ser consultado sobre qué lo motivó a ayudar sin recibir nada a cambio, Fanego mencionó la gran necesidad que atraviesan muchas familias. “Sabemos que cuando somos niños nos encantan los juguetes y nos dan alegría. Y a los padres de esos niños les era imposible hacerles regalos”, explicó.
Las donaciones se destinan principalmente a los barrios más vulnerables y a hospitales. “A veces ven las donaciones y me escriben por redes para llevar a otros lugares, y si es posible lo hago”, agregó.
NADA A CAMBIO
Eventos de esta envergadura tienen sus desafíos, pero Raúl cuenta con una red de apoyo que siempre le brinda contención. Si bien no lo considera un reto, destaca que gracias a sus amigos solidarios logra cumplir sus objetivos. También hay personas anónimas que se acercan a donar. “Muchas personas quieren ayudar y no saben dónde ni cómo. Les informo de las actividades solidarias, les explico, e incluso invito para que me acompañen y vean con sus propios ojos el estado en que muchas personas viven, y la felicidad que genera en los niños cuando les visitás y llevás algún regalo”, relató.
Para Raúl, este gesto no solo sirve de ejemplo para las personas solidarias, sino también para quienes reciben la ayuda, especialmente los niños. “Siempre que llevás a un niño un juguete, se nota la alegría con la que lo recibe. Y además, es darles un ejemplo de que hay que ser solidario y pensar en los demás”, afirmó.
CORAZÓN ALEGRE
Ver esas caras llenas de ilusión y felicidad le confirma que está haciendo las cosas bien y le brinda una gran satisfacción personal.
“Una niña a la que una vez le llevé un regalo en una de mis primeras visitas, luego de años, con su mamá averiguaron dónde atendía y fueron junto a mí. La niña había ahorrado para comprarme una caja de bombones como agradecimiento por el gesto que tuve años atrás con ella”, contó emocionado.
Al mirar el camino recorrido a lo largo de estos años, Raúl reconoce que cada vez hay más personas con la intención de ayudar y “aportar su granito de arena”.
“En mi caso, siempre utilizo mis redes para dar visualización a las actividades y cuándo se entregan las donaciones”, explicó, convencido de que la solidaridad se multiplica cuando se comparte.
La historia de Raúl demuestra que la solidaridad no necesita grandes gestos para transformar realidades, sino la constancia de un corazón dispuesto a dar. Año tras año, su compromiso se renueva, llevando alegría a quienes más lo necesitan y recordando que, con empatía y acción, es posible encender esperanza en los demás.
Su labor no solo entrega juguetes, sino que también siembra valores, inspira a nuevas generaciones y reafirma que, cuando las manos se unen, ningún sueño es demasiado pequeño para hacerse realidad.