Hoy, desde las 16, los vecinos de Trinidad se unen para el festejo de los 89 años de don Nicasio Cañisá, un antiguo poblador del barrio. El homenaje es organizado por la Municipalidad y la Asociación Amigos de Trinidad, que buscan rescatar la historia y la identidad de este sector de Asunción a través de la preservación, defensa y difusión de sus valores arquitectónicos, culturales y ambientales.
El acontecimiento tendrá lugar en Teniente Mendoza 462 entre Itapúa y Vía Férrea, donde don Nica vive junto a su esposa Juliana Cubilla y sus hijas Gladys y Mabel, en el mismo local donde aún funcionan los famosos almacenes Cañisá Hermanos. Aquí también operaba un cine-teatro y un restaurante.
La familia conserva sus estantes y mostradores, así como un filmador de la marca francesa Dumot, adquirido en 1925 del desaparecido cine Granados, viejos asientos de madera y un camión Ford aguatero utilizado en la Guerra del Chaco, entre otras reliquias antiguas.
Retazos del pasado como esta construcción sobreviven hoy en casas de amplios salones, corredores con columnas y patios similares a quintas, donde antaño la sociedad de la época participaba de los tradicionales bailes de salón y de las reuniones de amigos.
El notable crecimiento experimentado en todo su territorio, con modernas edificaciones, grandes comercios y una estructura vial adaptada para un febril tráfico vehicular, no pudieron robarle ese aire de postal del pasado que sus pobladores mantienen en su memoria.
Uno de los puntos de encuentro de una destacada generación de paraguayos, como el científico Moisés Bertoni, los poetas José Asunción Flores y Darío Gómez Serrato, además de Ernesto Báez, Mauricio Cardozo Ocampo, Mangoré, entre otros, era el sitio donde en los novecientos se instalaron los almacenes Cañisá.
La Asociación Amigos de Trinidad pretende revitalizar su casco antiguo, donde estaba la Tablada Vieja, que servía para faenar el ganado para la venta de carne en Asunción, el abrevadero de las mulas que estiraban pequeños tranvías, entre otros.
ÓGA GUASU. Otra construcción remozada por sus propietarios es la conocida como Óga Guasu, que fue erigida durante la época de Carlos Antonio López, quien gobernó el país entre 1844 y 1862.
En la misma residió el matrimonio de inmigrantes italianos Guillermo Causarano y Bartola Gazzé, que llegó al Paraguay en 1898.
El inmueble, ubicado hoy en General Roa y Valdivia, lindaba con el predio del Botánico. Al igual que gran parte del territorio trinidense, servía para el cultivo de hortalizas y productos que se comercializaban en el Mercado Guasu ubicado en el centro de Asunción.
El reacondicionamiento de esta residencia está dotado de un auditorio para 70 personas, equipado con mesas de trabajo y proyectores. También cuenta con un patio arbolado, con galerías y quincho que puede albergar a 300 personas, con área de hospedaje, que puede utilizarse para seminarios y talleres, foros, charlas, recepciones o desayunos de trabajo.
Al igual que este lugar existen otros como el parque lineal Pavetti, sobre la avenida Santísima Trinidad, adquirido por la Municipalidad de Asunción, el cual pertenecía al sabio Claudio Pavetti, cuyos descendientes siguen residiendo a continuación de este espacio público.
Sus descendientes contribuyeron en gran medida a la promoción de la cultura paraguaya en sus diversas facetas.
El barrio no tiene fecha de fundación
Si bien la Asociación de Amigos de Trinidad continúa con las investigaciones, actualmente no se cuenta con una fecha de fundación de este populoso barrio de Asunción.
Los datos con que se cuentan señalan que este sector capitalino nació como una villa que era poblada por Don Carlos Antonio López y su esposa Juana Pabla Carrillo, propietaria y heredera de la finca que hoy día conforma el Jardín Botánico y Zoológico.
Fue precisamente el primer presidente constitucional del Paraguay quien mandó construir la iglesia de la Santísima Trinidad, uno de los templos más grandes y ornamentados del país.
La estación del Ferrocarril Botánico era la parada oficial de los López, desde donde ascendían y descendían a metros de su quinta.
La iniciativa de rescatar toda la historia e identidad de este barrio asunceno evidencia el arraigo y la solidaridad existente entre sus moradores.
La tragedia del supermercado Ycuá Bolaños, ocurrida hace tres años, si bien marcó una desgracia muy honda para su gente, también sirvió para unir aún más a los trinidenses en una lucha que busca, además de hacer justicia, crear una conciencia de seguridad en materia de instalaciones de equipamientos contra incendios.
VISIÓN DE NOSTALGIA
Nicasio Cañisá, Homenajeado: “Hoy el barrio se volvió ruidoso”
“Mi padre José Cañisá vino desde España y se estableció en este punto de Trinidad, que era el centro mismo del barrio. Hoy se volvió muy ruidoso. Muchas personalidades pasaron por nuestro cine y nuestro teatro. Nuestro restaurante servía para reunir a la gente, donde el plato preferido era el famoso bife con huevo. Recibíamos entre 40 y 50 personas por día, las que venían en carretas y en las noches con faroles con velas que utilizaban para iluminar el camino. Ir a Asunción era toda una aventura. Mis hijas iban a la escuela en el tren.”
Antonio Spiridonoff, Vecino: “Era un pueblo de Asunción”
“Trinidad era un pueblo periférico de Asunción. Quienes nacieron en el 60 llevaban en sus documentos de identidad el nombre del barrio y no de la Capital, como acontece ahora. La gente del lugar decía voy a viajar a Asunción. Además, la población tiene leyendas, como la que habla de un túnel que conecta la Iglesia de Trinidad con la casa de Don Carlos Antonio López, en el Botánico. Los trinidenses deben estar orgullosos de todo lo que tienen hoy y de su rica historia. Es esto lo que un grupo de gente busca rescatar en la actualidad.”