15 may. 2025

Tras su retorno preguntan por qué no investigan las conexiones de Tarragó

Varios abogados e internautas aseguran que, al menos, el entorno y las conexiones de la ex diputada Cynthia Tarragó deben ser investigados en Paraguay, por la condena que tuvo en los Estados Unidos. El penalista José Casañas Levi fue uno de ellos.

“No entiendo por qué la Fiscalía no abrió una investigación, porque es una persona que residía en Paraguay. Pudo haber otras personas involucradas objeto de proceso”, indicó el respetado jurista. Sin embargo, destacó que la ex legisladora “no puede ser juzgada dos veces por un mismo hecho”.

La ex diputada colorada y ex precandidata a la intendencia por Asunción llegó al país el viernes pasado, luego de compurgar su condena en los Estados Unidos, por conspiración de lavado de dinero. Tarragó había sido sentenciada a 33 meses de cárcel en marzo de este año, pero solo estuvo 28 meses presa.

Así también, su esposo, Raimundo Va, recibió la misma pena en abril de este año, pero todavía no recuperó la libertad.

“La reacción de mucha gente fue una reacción que suele suceder, pero no corresponde en el sentido de estigmatizarle a una persona que pudo estar involucrada con un proceso o que fue condenada y eso no nos ayuda como sociedad, si decimos que somos una sociedad democrática”, cuestionó Casañas Levi, en contacto con Monumental 1080 AM.

Mencionó también que la Constitución dice que cuando una persona fue procesada y condenada y cumplió su pena, “ahí terminó la historia… Todas tienen derecho a reinsertarse a la sociedad”.

Uno de los que cuestionaron el caso fue el abogado Jorge Silvero, quien sostuvo que la ex diputada estuvo metida en tráfico de drogas y lavado de dinero, por lo que lanzó la pregunta de qué espera el Ministerio para procesarla y detenerla.

El ex candidato a la intendencia de Asunción por el PLRA Eduardo Nakayama preguntó sobre la falta de interés del Ministerio Público en el caso, ironizando con un “O lente hú nomás el tema?”.

Se constató que Tarragó y su esposo aceptaron USD 2 millones de agentes del FBI –infiltrados– y la pareja hizo que ese dinero entregado se lavara.