Finalmente el Ministerio de Salud Pública concretó la toma de muestras de agua del río Pilcomayo, en Pozo Hondo departamento de Boquerón, área de frontera con Argentina. Fue una semana después de la publicación de ÚH sobre los altos valores de metales pesados en el cauce y cuyos datos no son comunicados a los pobladores ribereños que dependen del recurso hídrico.
El director de laboratorio de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), Gustavo González, indicó que se tomaron varias muestras para el análisis. Estimó que los resultados estarían listos dentro de dos a tres semanas.
Fuera del límite. Entre los metales a ser evaluados citó: plomo, manganeso, arsénico, níquel, cadmio. En el registro histórico, desde el 2015, estas mismas sustancias aparecen con valores que sobrepasan los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las normas de Paraguay, Bolivia y Argentina, países que comparten el Pilcomayo.
Los altos valores no se dan solo en la cuenca alta donde existe actividad minera, en Bolivia. Resultados de laboratorio muestran que estas sustancias tóxicas también llegaron a Paraguay. Metales como plomo, manganeso, níquel y cadmio sobrepasaron los límites en área del puente que une Pozo Hondo con Misión La Paz (Argentina), según el estudio hecho en diciembre del 2021 por la Secretaría de Recursos Hídricos de Salta.
En mayo del 2022, técnicos de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho de Bolivia, también llegaron hasta la triple frontera, en Esmeralda, y detectaron que el plomo y manganeso sobrepasaron lo permitido.
El doctor Gilberto Benítez, del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) explicó que si los metales pesados vienen de la cuenca alta es difícil contener. En algún momento, señaló, recorrerán todo el cauce, en menor o igual cantidad. Lo que se puede hacer a nivel local, indicó, es tratar el agua que se capta para consumo humano como para animal.
Pobladores. Los moradores, los que toman agua cruda del río por el aislamiento y los que dependen de la pesca, confiesan que nunca fueron informados sobre la calidad del río que los alimenta.
Para la población que depende del río, el doctor Benítez consideró que se le debe dar indicaciones, mientras se va normalizando el caso o construyendo algún sistema de tratamiento, por ejemplo, enseñarles procesos que deben seguir antes de consumir el agua o dar a los animales.