Hace cinco años, una evaluación de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea de las elecciones generales de 2018 resaltaba ya la falta de confianza en las instituciones que se agravaba debido a la inclusión de candidatos acusados de corrupción y de tráfico de influencia en las listas de los partidos. Un lustro después el país parece haber retrocedido en sus conquistas democráticas. Esto, lamentablemente coincide con el diagnóstico realizado por el Latinobarómetro, el cual apunta a una recesión democrática de América Latina.
“América Latina nunca tuvo democracias instaladas en todos los países de manera simultánea. Siempre hubo un país, al menos, con una dictadura instalada, desde Fujimori a Chávez. La recesión democrática que aquí describimos, por tanto, no se refiere a esas dictaduras, sino más bien al declive y vulnerabilidad a la que han llegado los países de la región después de una década de deterioro, continuo y sistemático de la democracia”, señala el informe. Agrega que la recesión se expresa en el bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen, preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del desempeño de los gobiernos, y el desplome de la imagen de los partidos políticos. Advierte que varios países están en estado crítico de su democracia, y otros ya pasaron a no tener democracia.
El Informe 2023 de la Corporación Latinobarómetro sostiene que Paraguay es el país con actitudes más autoritarias de toda la región, y llama la atención sobre el hecho de que el país es gobernado por el Partido Colorado desde el año 1948, y que apenas un periodo hubo una alternancia que fue interrumpida, a criterio de muchos, por un golpe de Estado parlamentario.
Los datos apuntan a que aumentó la preferencia por el autoritarismo en tres puntos porcentuales, desde un 24% a un 27%, y agrega que Paraguay se ha mantenido entre las tasas más altas de este indicador. También señalan que disminuyó desde el 44% al 40% el apoyo a la democracia entre 2020 y 2023, un retroceso de cuatro puntos porcentuales, y aumentó desde el 25% al 27% la indiferencia hacia el tipo de régimen.
Es categórica, pues la afirmación de que la evolución de nuestra democracia es negativa: un 40% apoya la democracia, al 27% le es indiferente y al 27% le gusta el autoritarismo.
Otro detalle que sobresale en el informe del Latinobarómetro es que somos el único país que, tras la pandemia del Covid-19, votó por la continuidad del oficialismo. El estudio del Latinobarómetro subraya que en toda la región, ningún país, excepto Paraguay, dio continuidad a sus gobiernos luego de la pandemia de Covid-19.
No es un elogio cuando los investigadores nos consideren un misterio como país, que nuestros datos se salgan de los esquemas y que sea difícil de entender que pese a que la gente se muestra cansada y reacia al sistema, sigue votando en mayoría al grupo político dominante.
La amenaza autoritaria está presente 34 años después de la caída de una dictadura que duró 35 años; y está presente precisamente porque en las últimas décadas no se ha podido construir una cultura democrática porque la marca que ha dejado la dictadura es muy fuerte.
Debemos asumir también las pesadas deudas sociales que se proyectan como una amenaza al sistema, la debilidad de un Estado todavía identificado con el partido gobernante, la corrupción, la impunidad y la filtración de la mafia, el narcotráfico y el crimen organizado en nuestras instituciones.
Es hora pues de seguir construyendo y ratificar nuestro compromiso con los valores esenciales de la democracia.