Sostuvo que la creación de un fondo de garantías para minimizar los riesgos sería una buena estrategia, absorbiendo el Estado parte del riesgo y generando incentivos para la financiación de los créditos; porque así como está diseñado el proyecto actual, muy pocas personas pudieron acceder.
“El producto Che Róga Porã, desconectado del resto de otros factores, no resolverá el problema de acceso a la vivienda. La población de bajos ingresos representa un 80% del total del país, con ingresos inferiores a G. 5,8 millones, según el INE; esto es con la sumatoria de los ingresos individuales en una familia. Se estima que máximo uno puede endeudarse hasta el 30% de sus ingresos, suponiendo que uno no se endeudó antes por otros motivos”, sostuvo.
La manera de resolver algunas falencias presentadas por el programa del Gobierno podría darse, según expresó Núñez, mediante una suerte de réplica de algunas estrategias ya diseñadas por otros países, como Guatemala, cuyo Instituto de Seguros de Hipoteca se nutrió con capital semilla y permite un crédito accesible, con lo que el sector financiero ejecuta los seguros si los beneficiarios eventualmente terminan no pagando todas las cuotas.
La experta citó también a Chile, con un modelo de subsidios (aclarando que particularmente no es muy amiga de esta metodología), mediante el cual el Ministerio de Viviendas trasandino brinda incentivos al buen pagador, con transferencias de determinados fondos a los bancos o cubriendo ciertos gastos de ejecución de la hipoteca, bajo el afán de resolver el problema de viviendas.