El hombre es investigado por la aparición de un arma de fuego escondida en una encomienda que llegó al penal y se había mencionado que era para el director.
“Tenemos la presunción de que recibió este obsequio a cambio de privilegios que esta persona haría a internos de Tacumbú”, dijo el fiscal Federico Delfino, uno de los que intervinieron en el caso.
Delfino habría solicitado la detención de Bogarín y del jefe de seguridad del penal, Ricardo Ortiz, que ya fue desvinculado del caso.
Ortiz declaró durante varias horas y su testimonio habría coincidido con las informaciones que tenían los investigadores.
El hombre se retiró de la sede diciendo que era un convidado de piedra en este caso y que no tenía culpa.
Su abogado, Secundino Méndez, manifestó que el jefe de seguridad cumplió con su trabajo de informar de la llegada de un paquete como encomienda al penal, el miércoles, y que lo hizo a su superior inmediato, que en ese momento era Bogarín.
El entonces director le habría dicho que el arma era un regalo para él y esa versión es la que supuestamente aportó a las autoridades.
El regalador. La identidad del hombre que habría regalado el arma no fue confirmado por los fiscales, pero se trataría de Julio Servián, que está recluido en el sector admisión, según fuentes penitenciarias.
El interno también fue imputado por soborno y asociación criminal.
Fuentes de la investigación señalan que el hombre tendría vinculación con grupos criminales de alta peligrosidad como el liderado por el prófugo Jorge Samudio, alias Samura.