Hace unos días, unos amigos me estaban confrontando sobre el uso desmedido del teléfono; y sí, tengo que reconocer, tengo un poco de nomofobia (adicción al celular). Este es un término nuevo que identifica a muchos. Es realmente una situación densa en la que estamos profundamente metidos hoy los jóvenes, adolescentes e inclusive niños. Tenemos este problema: las redes sociales y las largas horas que les dedicamos.
Justamente varios estudios definen a la nomofobia como el miedo irracional a permanecer sin el celular. Y se puede decir que hoy las redes se están llevando gran parte de nuestra vida cada día, sin que nos demos cuenta.
Esta frase: “Somos lo que consumimos”, está más que utilizada, pero es que en verdad nos representa. ¿Qué es lo que estamos haciendo?, viendo videos todo el día, atrasando cosas simples, como el estudio, el trabajo, el sueño.
Me parece que, con el uso desmedido de la tecnología, estamos navegando en un camino que no nos está llevando por buen rumbo y me hace pensar en qué nos estamos convirtiendo.
Hoy nuestra vista está pagando de mala manera tantas horas frente a las luces de las pantallas. También lo están pagando nuestras horas de descanso y aquellos sueños o metas que no se están cumpliendo porque estamos procrastinando (dejando para después). Hoy, seguro que estamos viendo horas de video mientras la comida se quema, mientras los chicos/familia esperan compartir con nosotros, mientras la beca a la que tanto querías aplicar se posterga, o mientras ese trabajo soñado te está esperando.
Es cierto, tenemos un sinfín de contenidos que se adaptan a todos los gustos para entretenernos las 24 horas, películas, series, redes sociales, programas de tevé, noticias rápidas (sin mucho texto como a muchos les gusta), y más, que se convirtieron en nuestra cotidianeidad. Un ejemplo de esto es el uso de las tecnologías en los niños, sobre quienes ya no tenemos un control y luego empezamos a sufrir las consecuencias, porque ya ni sabemos qué consumen.
Hoy, el uso de esta plataforma nos aleja más de los que están presentes para conectarnos con quienes están a kilómetros de distancia. Se podría decir que su uso desmedido nos aleja de nuestra realidad y se requiere de un compromiso personal para que eso cambie.
Algunos la llaman a esta adicción “la enfermedad del XXI”, y ya anuncian que esta situación va en aumento. El término nomofobia se utilizó por primera vez en el 2008 y expertos analizan que se da cuando la pérdida de celular, quedarse sin batería o saldo, o la falta de señal generan una gran ansiedad en las personas.
Según el portal El Confidencial, los datos muestran que el 61% de los usuarios miran su móvil en los primeros 5 minutos después de despertarse, y el 72% al menos una vez cada hora, siendo más del 50% los que lo comprueban varias veces en ese mismo lapso; y sinceramente, yo soy una de ese cincuenta por cierto, por eso me puse a evaluar esto.
Estamos inmersos en un consumo compulsivo de tecnología y no estamos generando nada productivo muchas veces. Si te mirás de aquí a unos años, ¿te gustaría verte en lo que te vas a convertir?, porque, al fin de cuentas, somos lo que consumimos.