22 ago. 2025

Sexo en la vía pública

Por Gustavo A. Olmedo B.

Dos jóvenes estudiantes fueron filmados teniendo relaciones sexuales en plena calle. El material se difundió rápidamente por las redes sociales, generando todo tipo de comentarios.

El hecho invita a reflexionar sobre algunos puntos. Por un lado, es cuestionable la irresponsabilidad de quien grabó y difundió el material. ¿Qué gana una persona con hacer público un video de este tipo? ¿Acaso tenía idea del daño y dolor que ocasionaría a estos jóvenes y sus familias?

Por otro, queda en evidencia que la morbosidad -interés malsano por personas o cosas, según la RAE- es un fenómeno cada vez más difundido en nuestra sociedad, y hasta utilizado como factor de consumo masivo. Y aquí cabe reconocer lo dañinas que pueden resultar las redes sociales, pues son herramientas en donde prácticamente todo está permitido decir, exponer y “mostrar”, por lo menos hasta que algún juez dicte lo contrario, y algo de la privacidad y el buen nombre pueda quedar salvaguardado, y solo hasta un cierto punto, pues lo publicado, publicado queda.

Hay que ser claros y decir que aquí el problema no es que estos chicos hayan tenido relaciones en la calle, pues podrían haberlo hecho detrás de un muro o en un motel. El punto de fondo es que este acto revela, entre otros aspectos, la falta de respeto y autoestima que viven muchos jóvenes en el campo afectivo, y la ausencia del uso de la razón y de la formación del carácter cuando de atracción sexual se trata.

El hecho saca a luz uno de los problemas más graves y profundos de nuestro tiempo: la necesidad que tienen los jóvenes de un mayor acompañamiento de sus padres; la urgencia de una educación de la afectividad -principalmente desde la familia-, que permita a los adolescentes mirarse con más dignidad y respeto, de valorarse hasta el punto de saber canalizar humanamente sus instintos; una que responda a sus necesidades afectivas, al uso de la inteligencia y la voluntad.

Y en este caso concreto también urge buscar todos los mecanismos posibles para proteger a estos estudiantes, quienes en estos momentos están en boca de compañeros, vecinos y familiares; juzgados de manera irresponsable y hasta hipócrita. ¿Cómo juzgar a adolescentes que viven presionados y “acorralados” diariamente por tantos mensajes publicitarios, de filmes y programas de entretenimiento cargados de sensualidad, en donde la mujer es simplemente objeto y el sexo mercancía desechable?

El sexo no es ningún tabú prohibido que hay que ignorar o perseguir. Pero hay que educar a las personas para que su manifestación sexual sea humana, dentro de un marco de respeto y madurez. Y en este tema, los padres son y serán siempre los principales responsables.