Fue uno de los participantes del foro internacional organizado en Ciudad del Este por la State Alumni Paraguay, con expertos vinculados a instituciones de seguridad de EEUU, el Brasil y la Argentina.
Farini Duggan señaló que las organizaciones criminales y terroristas no se manejan con un único propósito, ya que algunas se financian con secuestros extorsivos o el narcotráfico, pero operan entre sí como verdaderas uniones transitorias de empresas para delinquir. Afirmó que esta forma de operar también se imputa a Hezbolá, que junto con Irán, aparecen como responsables de los atentados perpetrados en 1992 contra la AMIA y la Embajada de Israel en la Argentina.
Recordó que el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat), en su último informe sobre el Paraguay, posiciona en nivel medio las amenazas de atentados terroristas, considerado bajo, porque no hay antecedentes como sí lo hay en la Argentina. A las advertencias se debe sumar el riesgo del terrorismo de los llamados lobos solitarios, que actúan con medios muy escasos, que no pueden ser detectados por el GAFI, debido a que no tienen grandes movimientos de dinero que detectar.
Farini Duggan recordó que los autores materiales de los atentados terroristas en la Argentina ingresaron por la Triple Frontera y sus cómplices de la zona les dieron un importante respaldo logístico. “El atentado contra la Embajada de Israel fue el peor atentado contra la Embajada israelí en el exterior, dejó 29 personas muertas y 242 heridos, y el de la AMIA fue el acto terrorista más cruento después del 11 de setiembre, murieron 85 personas y más de 300 heridos”, afirmó.
“Las pruebas reunidas permitieron saber que el origen del atentado fue un castigo a la Argentina de Irán por cancelar los contratos de transferencia de tecnología nuclear”, reveló al señalar que el presidente Menem canceló el contrato en el año 1991 y el atentado se produjo al año siguiente.
“La Triple Frontera ofrece condiciones inimaginables para el crimen organizado, son tres fronteras en un espacio geográfico muy reducido, fuertemente urbanizadas, donde hay un fuerte intercambio de personas y bienes, donde además se suma el interés turístico porque están las cataratas, con una inmensa cantidad de hoteles, tres aeropuertos, casinos y millones de turistas que circulan por la zona”, señaló.
El otro factor es la fuerte colectividad libanesa, que aunque en su mayoría nada tiene que ver con el terrorismo, puede ser utilizado por el Hezbolá para infiltrarse y que sus miembros puedan moverse tranquilamente en la zona y crear una red de recaudación de fondos.
La investigación del atentado a la AMIA dejó al descubierto que no solo se financiaban grupos terroristas, sino que se había prestado apoyo logístico para los atentados, según su versión.
Como dos ejemplos concretos citó al clan Barakat, que habría prestado apoyo logístico y financiado las operaciones del Hezbolá y segundo Salman Al Reda, quien integró una célula para coordinar los ataques terroristas.
“Se sospecha que Barakat es un importante miembro del Hezbolá, que se ocupa de lavar dinero y remitir fondos a Irán y al Líbano para financiar atentados terroristas; por su parte, Salman Al Reda es un integrante del Hezbolá, quien desde Foz de Yguazú se ocupó de la logística y detalles finales del atentado”, afirmó.