Los primeros músicos paraguayos que anclaron en Buenos Aires llegaron a fines de la década de 1920. Herminio Giménez, Justo Pucheta Ortega y Samuel Aguayo fueron los que abrieron las puertas del mercado musical argentino a los intérpretes, compositores y poetas de nuestro país.
Mauricio Cardozo Ocampo (1) cuenta que “en 1931 actuaba en Asunción la Compañía Uruguaya de Comedias, encabezada por Héctor Cuore” y que el dúo que conformaba con Eladio Martínez fue contratado para cubrir algunos espacios de su presentación. Los cantantes y guitarristas - con el tiempo también compositores- fueron invitados a acompañar a los artistas de la escena.
El 31 de mayo de 1931 emprendieron una gira que abarcó “varias provincias argentinas” primero y luego “el Estado de Río Grande do Sul (Brasil), para llegar al puerto de Montevideo.
Las luminosas huellas dejadas por el guitarrista Agustín Barrios en el Uruguay fueron la carta de presentación que les acercó al afecto de los uruguayos. Eduardo Fabini - compositor- les tendió su mano generosa para realizar presentaciones. Tras haber probado ya los primeros sabores del éxito, pasaron a Buenos Aires, donde se quedarían durante varios años.
En los siguientes años llegarían también a los buenos aires - que ya cobijaban a los pioneros- José Asunción Flores, Félix Pérez Cardozo, Agustín Barboza, Gumercindo Ayala Aquino, Francisco Alvarenga, Antonio Ortiz Mayans, Juan Escobar, Delfín Fleitas, los hermanos Larramendia (Agustín, Luciano y Generoso), Carlos Miguel Jiménez y muchos más.
La Agrupación Folclórica Guaraní fue, durante varios años, el lugar de encuentro no solamente de los artistas paraguayos, sino también de los argentinos que compartían los mismos sentimientos y las mismas ganas de triunfar. Los recién llegados encontraban allí un ancho corazón fraterno que les ayudaba a insertarse en un medio que ya los había aceptado de antemano.
Cuando la Agrupación desapareció, Mauricio fundó el Club Folclórico “Rincón Guaraní" - ya en la década de 1940- , como un modo de seguir dándole aliento al deseo de compartir gratos momentos.
“Tuve la satisfacción de ser el gestor de un centro social, artístico-cultural, donde desfiló lo más granado del arte paraguayo: Félix Pérez Cardozo, Samuel Aguayo, José Asunción Flores, Herminio Giménez - al frente de importantes orquestas sinfónicas- y Cayo Sila Godoy; y entre los argentinos Ariel Ramírez, Alberto Castelar, Miguel Padula, Eduardo Rayo y muchos más”, rememora el maestro nacido en Ybycuí el 14 de mayo de 1907 y fallecido en Buenos Aires el 5 de mayo de 1982.
Ya con el club andando viento en popa, don Mauricio se dio cuenta de que le faltaba un detalle imprescindible: una música que la identificara. Fue así como él mismo escribió la letra de una canción y Virgilio Centurión - que formaba parte de su orquesta- le añadió la melodía. Los versos sencillos reflejan el espíritu de un lugar que aglutinaba a quienes amaban la música paraguaya.
(1) Cardozo Ocampo, Mauricio. Mis bodas de oro con el folklore paraguayo - Memorias de un pycháî. Asunción, 1982. Págs. 14 y sgtes.
Mauricio Cardozo Ocampo creó en Buenos Aires un espacio para la música paraguaya y le dio una identidad inconfundible.
Rincón Guaraní
Rincón alegre que florece en Buenos Aires,
pequeño solar guaraní, aquí en el Plata gentil.
Las mariposas de mi tierra paraguaya
lucen donaire sin par en mi “Rincón Guaraní".
En ti se escucha el cantar de la patria amada,
en ti se aprende a olvidar penas y dolores,
en ti renace la paz en los corazones,
en ti “Rincón Guaraní" vibra el Paraguay.
Las tradiciones de mi tierra paraguaya
en ti se cultivan con fe, el arte de un pueblo viril;
es el espíritu vibrante de la raza
que, aunque lejana ya estás, nunca podrás ya morir.
Letra: Mauricio Cardozo Ocampo Música: Virgilio Centurión
Mario Rubén Álvarez
Poeta y periodista
alva@uhora.com.py
Memoria viva