Después de tres años de pandemia, la Organización Mundial de la Salud dice que el mundo está “en mejor posición que nunca” para dar por finalizada la emergencia por el Covid-19. Su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, sostiene que hemos pasado dos años y medio en un largo y oscuro túnel, y ya vemos un poco de luz al final de él, pero que aún queda mucho por andar, y el túnel sigue siendo largo y lleno de obstáculos. Sobre el fin de la pandemia, el funcionario es contundente: “El fin de la pandemia está a la vista, pero aún no hemos llegado a él”.
El entusiasmo debe ser moderado, pues no todas son buenas noticias. Pese a que se tienen diez veces menos muertes con respecto al pico de la pandemia en enero de 2021, y que dos tercios de la población mundial ya está vacunada, hay dos aspectos que representan el peligro para la regresión: por un lado se encuentra la brecha en la inmunización de países de ingresos medios y bajos, y el hecho de que el coronavirus “sigue extendiéndose, cambiando, y continúa el riesgo de que surjan nuevas variantes peligrosas”.
En nuestro país, la situación ha comenzado a generar inquietud considerando los datos de Vigilancia de la Salud. Los datos son preocupantes: de 20 personas reunidas en un espacio en Asunción, por lo menos seis podrían estar con Covid. Y se ha advertido que la alerta roja declarada para la capital se puede extender a más ciudades.
La recomendación primordial ante el presente escenario es el uso de las mascarillas cuando se deba permanecer en espacios cerrados y con aglomeración de personas; a esto se suma la alternativa de evitar los ambientes cerrados; y cuanto esto no sea posible se sugiere airear los espacios abriendo las puertas y ventanas, incluso teniendo en funcionamiento el acondicionador de aire.
A nivel mundial, los números indican que Sudamérica es la zona con mayor rebrote de casos en las últimas dos semanas. Durante la última semana, nuestro país registró 4.300 nuevos infectados por Covid, y nueve decesos. Pero está resultando evidente el aumento de las hospitalizaciones y la ocupación de la terapia intensiva. Por eso, ante la posibilidad de que esta quinta ola tenga un gran impacto, queda la alternativa de retomar los cuidados personales y comunitarios.
Además del uso del tapabocas, es altamente recomendable retomar el frecuente lavado de manos. En este punto se debe recalcar que, lamentablemente, ya son muy escasos los negocios, los comercios y las oficinas que mantienen activos sus lavamanos. Este recurso se convirtió en una de las alternativas más útiles para pelear contra el coronavirus y, además, fue muy útil para prevenir el contagio de otras afecciones.
El principal referente de Vigilancia de la Salud, el doctor Guillermo Sequera, aportó otro dato: más del 70% de los casos positivos son reinfecciones y señaló que no está mal perder el miedo a la enfermedad, pero se la debe respetar. Recomendó no dejar pasar la oportunidad para aplicarse las dosis de refuerzo, ya que, de acuerdo con sus datos, casi todos los fallecidos a causa del virus presentan comorbilidad, diabetes, hipertensión, obesidad; por lo tanto, se deben tomar medidas de protección de este grupo y de otros como las personas mayores de 60 años, y con condiciones de salud en riesgo.
Por otro lado, como alguna vez había afirmado el ministro de Salud, Julio Borba: “Tenemos una memoria muy frágil, que parece que ya olvidamos todo lo mal que pasamos”. Por eso, y para evitar un retroceso, cuya gravedad es conocida por todos, tenemos la alternativa de volver a aplicar los cuidados sanitarios y la vacunación. Tenemos que insistir en el lavado de manos y el uso del tapabocas.