Opinión
Retazos
La violenta proscripción comercial de los EEUU a Horacio Cartes deja sin combustible su proyecto político y lo fuerza a concentrar su atención en la venta de sus empresas a precios que fijen los compradores antes del 27 de marzo.
Es la fecha límite que le ha puesto la sanción de OFAC, porque desde ahí todo aquel que haga negocios con sus empresas puede ser sancionado de manera ejemplar. Cartes hoy tiene el mismo estatus que los oligarcas rusos que acabaron perdiendo todo lo que tenían afuera desde que las sanciones por la guerra de Ucrania fueron aplicadas. Parias ricos.
Los compradores huelen el sonido de los tambores y saben bien que cuando más cerca estén de finales de marzo menos valdrán sus activos. Son más de 70 empresas y ordenar sus ventas tampoco es tarea fácil.
La política interna colorada tendrá que construir el discurso que Peña no es Cartes. Que son dos personas distintas y que el primero no es hechura del “significativamente corrupto”. Sabe bien que eso no será fácil de vender y menos aún de convencer al sancionado, que debe ir a cuarteles de invierno pidiendo permiso a su presidencia de la ANR. No se debe hacer ver y menos aparecer con el candidato si este quiere tener algo de chance. Nicanor no lo entendió con Blanca Ovelar, y ya saben el final de la historia. Peña siempre tendrá la oportunidad de decir que perdió por culpa de Cartes y buscará de la mano de Jaeggli volver a su antiguo partido. Abdo ya se declaró “soy disidente y un soldado contra el cartismo”. Y lo dijo sin empacho en Yabebyry, donde el coronel Albino Jara desterró a Rafael Barret por sus agudas críticas.
Entre la venta de sus 70 empresas, el malestar por los precios a la baja que le ofrecen, la cancelación de visas a todos sus gerentes y el inminente inicio de su proceso judicial en los EEUU, Cartes luce acorralado y abandonado por muchos que anteriormente le hacían loas por sus logros comerciales y su notable voracidad económica.
Ahora quedan los advenedizos y oportunistas que estarán con él hasta “el final”. Los mismos que le dijeron lo mismo a Stroessner hace 34 años y ya a la tarde de la jura del nuevo gobierno golpista lo negaron sin empacho. Así es la vida en el poder político y aunque haya echado a su secretario personal por traidor, todavía Cartes no puede dimensionar el tamaño de la traición que se viene de parte de quienes ni recordarán su nombre ni su paso por la política. Tiene tanto orgullo que no acabará hasta que destroce todo lo que construyó.
Queda su legado en forma de saldos y retazos maltrechos. Puso al dinero en el centro de la política de un país pobre y lo prostituyó todo. Despreciando a los políticos y tratándolos de prostitutas y hoy acabó presidiendo el prostíbulo que maltrató y despreció.
Los hindúes llaman a eso karma y hoy más que nunca su realidad actual parece hacerlo reencontrar con los fantasmas que tanto temía desde que ingresó a la política. Podría haber sido un hombre rico en negocios no tradicionales como muchos, pero salió de la oscuridad para ser devorado por los monstruos que él mismo alimentó. Hoy es tarde y todo se acabó. Solo es cuestión de ver cómo el reloj de arena indica el final de un ciclo que, como los anteriores, duró una década para acabar fragmentado y en saldos o retazos para escarmiento y lección para otros que lo quieran imitar. The end.
Dejá tu comentario