Por Pa’i Oliva
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Me van a permitir que hoy les comunique una de las mayores alegrías de mi Fe en Cristo. Otros días me toca denunciar la deshonestidad de los politiqueros o el egoísmo de los comerciantes contra el Pueblo o la intromisión de algunos que se creen Imperio, y todo ello no da gusto, aunque haya que hacerlo.
Por eso hoy quiero contagiarles con la alegría de ese grupo de personas que creemos en Jesús y nos dedicamos a luchar por su Reino. Ese Jesús al que mataron en una cruz por subvertir los cimientos del Sanedrín y de Roma. Y su acción subversiva consistió en insistir en que todos somos hermanos e iguales y que tenemos derecho a vivir con la misma dignidad en todos los aspectos de la vida.
Y la alegría de hoy es que al que crucificaron, Dios lo resucitó como primicia de la resurrección de todos nosotros al acabar nuestras vidas.
Y contagiar esta alegría no es ni imponerla ni enseñarla como una doctrina. Es simplemente comunicarla y que ella misma, con su propia fuerza, alegre la libertad de todos.
Esta noche todos los creyentes (que no es llevar la etiqueta de una Iglesia, sino comprometernos por vivir el Reino de Dios), nos alegraremos en la festividad de la Pascua de Resurrección. Y en esa Fiesta, recordaré a todos los compañeros que desde otras doctrinas o ideologías luchan por lo mismo y en muchas ocasiones mejor que nosotros. Mi oración será que todos nos encontremos, cada uno con su identidad, pero todos unidos, por el bien del Pueblo del Paraguay y por esta hermosa tierra que tenemos.