“Es más que nada cuando el trabajador no está renunciante a la empresa, pero deja de hacer cierto tipo de tareas o deja de tener ese compromiso con la empresa”, explicó Manuela Monges, licenciada en Sicología Laboral y especialista en Gestión de Talento Humano en Jobs.
Por otra parte, el especialista en empleo, Enrique López Arce, cuenta que la renuncia silenciosa es una tendencia laboral que cobró fuerza tras la pandemia en países como Estados Unidos, Canadá y varias naciones de Europa.
La renuncia silenciosa “se detecta a simple vista” y comprende en que el trabajador “se centra netamente en cumplir lo justo y lo necesario. El famoso no se pone la camiseta”, explicó la licenciada Monges. En otras palabras, explicó que “evita involucrarse en actividades adicionales a su cargo y cumple estrictamente su horario y sus funciones mínimas”.
Los trabajadores que cumplen con este perfil no participan de proyectos, no opinan, no están dispuestos a hacer otras tareas, solo hacen lo justo y necesario, tienen desconexión con el equipo, falta de iniciativa y cumplen de manera estricta su horario laboral.
Aunque el término se popularizó recientemente, la especialista en Gestión de Talento Humano advirtió que no es algo nuevo dentro del mercado. “Siempre existieron trabajadores que ante un desgaste decidieron no ir más allá de lo estipulado en su contrato”.
Sin embargo, hoy es objeto de discusión “por justamente el nuevo paradigma que tenemos dentro del mercado, con esta nueva generación, con la tecnología que está en constante cambio”.
Este perfil de “brazos caídos” puede tener un impacto en las empresas, admitió. “Afecta la productividad y afecta al equipo”.
Añadió que la nueva generación de jóvenes coloca la renuncia silenciosa como un “mecanismo de defensa” de poner límites al compromiso. Y exige un mayor reconocimiento al trabajo que hace.
ALERTA. La especialista en Talento Humano indicó que la renuncia silenciosa debe ser vista como “una señal de alerta para las empresas que deben revisar su cultura de trabajo, su marca empleadora y el impacto, por sobre todas las cosas, en las personas”.
En ese sentido, consideró clave que las organizaciones “escuchen de manera activa a sus empleados, diseñen planes de desarrollo para la gente”. “Hoy en día, por sobre todo, el mercado ya no solamente se centra en la parte salarial”.
Para la licenciada Monges, se trata de “un síntoma más que de un problema”. Por ello, insistió en que la responsabilidad principal recae en las empresas. “El primer paso para prevenir que esto suceda es que las empresas tengan un compromiso con su marca empleadora”.
Además, recomendó que los líderes “eviten la confrontación” y trabajen en el reconocimiento del buen desempeño.
Entre las recomendaciones, aconsejó a los líderes promover el reconocimiento del buen del trabajo, una cultura de comunicación, de oportunidades y de crecimiento a todos por igual.
“Es un síntoma a causa de algo, y ese algo puede ser mucho más grave que no solamente un liderazgo, puede ser la cultura organizacional. El principal responsable para mí acá son las organizaciones, que por ende esta renuncia silenciosa ya es solamente un síntoma”.
Para Enrique López Arce aunque la renuncia silenciosa no se manifiesta con la misma fuerza en Paraguay que en los países del norte, el especialista advierte que el país vive “un cambio de época” que obliga a empresarios, educadores y autoridades a repensar los modelos de trabajo y de formación profesional.
“El modelo de empleo que conocemos está cambiando y por eso ocurren las renuncias silenciosas que es una particularidad de las nuevas generaciones”.