En las últimas semanas, estudiantes secundarios (y universitarios) salieron a las calles, tomaron sus colegios o escracharon a políticos y directores de escuelas salpicados por presuntos hechos de corrupción. Perdieron el miedo y, en parte, cuentan con el apoyo de los adultos.
Pero el respaldo de los adultos no siempre se da, como es el caso de la mejor alumna que fue suspendida por su director en un colegio privado de Villa Hayes.
Ramón Corvalán, integrante del equipo de educación del Servicio Paz y Justicia Paraguay (Serpaj Py), indica que la cultura autoritaria está muy arraigada todavía en la sociedad, por ende, en la escuela. “La reforma educativa debe también desmontar la cultura autoritaria, y luego del stronismo, esto no es fácil por su vigencia en el tiempo”, apunta.
LA REFORMA. El experto señala que la reforma educativa tenía como uno de sus objetivos desmontar estos valores autoritarios. “Pero esto pasó a segundo plano finalmente, también porque como sociedad no sabemos qué educación es la que queremos”, afirma.
Justamente, dice, prueba clara de que este aspecto debe ser abordado es la acción que toman los jóvenes con espíritu crítico hacia las desigualdades.
“Hay una tendencia a priorizar en la educación aspectos ligados al mercado laboral, pero esto no es suficiente, cuestiones como Yacyretá o la corrupción de los políticos van ligadas de alguna manera también a la educación”, dice.
Corvalán expresa que el mundo adulto debe tener una sensibilidad mucho más abierta con respecto a lo que los jóvenes nos muestran en la actualidad.
“De manera consciente o no, nos muestran (secundarios) esa intuición de que hay una serie de cosas que se deben discutir y que van más allá de lo meramente curricular”, agrega el investigador.
SIN ESPACIOS. Daisy Hume, ex vocera de la Unión Nacional de Centros de Estudiantes (Unepy), actualmente en el movimiento Ofensiva Universitaria, indica que en el sistema educativo no se plantea la participación activa de los alumnos.
“Al fin y al cabo no son escuchados los estudiantes. Pasa también en otras entidades, como en la Secretaría de la Juventud, donde se plantea el servicio militar, esto no se condice con la realidad de los jóvenes”, lamenta.
Relata que desde su movimiento universitario, plantearon la propuesta del SMO en una encuesta. “Los más adultos decían estar a favor, pero los más jóvenes, no”, revela.
Nuevas ideas. Paulo Cosetti, organizador de la primera marcha nacional de colegios públicos y privados, menciona que pese a que los jóvenes muestran un espíritu inquieto, todavía falta mucho para que desde la escuela se promueva el pensamiento crítico.
“Hay una crecida en esto de la corriente del pensamiento crítico, pero se hace desde los movimientos juveniles, no tanto desde el sistema educativo”, argumenta.
Coincide en que desde el MEC y desde los colegios, debe fomentarse más el escuchar la voz estudiantil.
Los jóvenes no tenemos voz ni en las entidades que se ocupan de nosotros; no tenemos espacios. Daisy Hume,universitaria.
Desde la escuela falta más acción para promover el pensamiento crítico en la educación. Paulo Cosetti, estudiante.