28 mar. 2024

Prudencia

Yan Speranza Presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay

La palabra prudencia proviene como tantas del latín y se refiere al que ve por adelantado o al que ve por delante.

El diccionario lo define específicamente como “la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, adecuando o modificando la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios”.

En momentos en que el Congreso Nacional debe cumplir con su deber constitucional de estudiar el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN), no encuentro una mejor palabra que la prudencia para definir el comportamiento esencial que precisamos de nuestros representantes.

Este será el primer presupuesto cuya preparación ya estuvo bajo control del nuevo gobierno. Y recordemos que venimos de años anteriores en donde su tratamiento fue bastante complicado por los desacuerdos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

Prudencia, pues los acontecimientos recientes en la Argentina nos deben poner en alerta, aún considerando que precisamente nuestra solidez macroeconómica nos ayuda bastante cuando aparecen estas tormentas en la región.

El primer tema central debe ser, una vez más, respetar a rajatabla la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), particularmente, en lo referente al límite del déficit posible. Más que nunca la experiencia argentina nos muestra lo insostenible a la larga tener que convivir con una situación en donde se gasta más de lo que se ingresa, sobre todo, en lo relativo a los gastos corrientes.

Parece una cuestión tan obvia y elemental, pero la realidad de tantos países nos muestra que ciertas prácticas políticas y la demanda de grupos de interés terminan por destrozar esta lógica.

Sin embargo, en teoría uno puede respetar este límite del déficit sencillamente aumentando la previsión de ingresos de manera a aumentar al mismo tiempo los gastos. No caigamos en esta situación, respetando lo que el poder administrador (Ministerio de Hacienda) ha calculado como el ingreso previsto en todos los conceptos.

También se podría mantener los límites de la LRF aumentando ciertos gastos corrientes, pero reduciendo otros gastos o incluso inversiones previstas. Esto también sería muy peligroso, ya que los aumentos salariales tienen una rigidez tal porque se mantienen hacia adelante y no se puede volver atrás.

Basta recordar lo acontecido en el 2012 cuando el Congreso aprobó un aumento de alrededor del 34% en los salarios del sector público, lo que significó a partir de ese momento unos 800 millones de dólares adicionales cada año que deben ser destinados al pago de salarios. Esto ya no tiene vuelta atrás.

Por supuesto que el Congreso tiene la potestad que le brinda la Constitución de modificar lo que considere pertinente dentro del PGN y sería bueno entonces que centre su atención en revisar minuciosamente los elementos del gasto, buscando mejorar su calidad, al menos en función a donde serán destinados.

El gasto social debe ser preservado e incluso aumentado de ser posible por las características de nuestro país que tiene un retraso enorme en dicho sentido, y al mismo tiempo las inversiones que tanto precisamos para crear las condiciones necesarias para el crecimiento de nuestra economía.

Desde el Poder Ejecutivo es importante mantener la disciplina en el marco del tratamiento del PGN, y esto implica que los diversos ministerios y secretarías de Estado eviten los lobbies directamente con el Legislativo para tratar de aumentar sus asignaciones por fuera de lo establecido por el Ministerio de Hacienda. Se supone que esa discusión interna ya debió haber terminado dentro del Ejecutivo.

En fin, son temas casi elementales de racionalidad que esperemos sean respetados, aun considerando el clima político ciertamente enrarecido que tenemos actualmente.

Que la prudencia se imponga por derecho propio, la necesitamos. Pues los intereses generales del país deben primar siempre.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.