–¿Qué evolución están teniendo los reclamos sociales, principalmente en Chile, y qué respuesta se observa desde los gobernantes?
–Lo que hemos visto es que las protestas sociales han enviado un mensaje importante a toda la sociedad respecto a temas de desigualdad, respecto a servicios públicos. La sociedad está reaccionando, el mundo político, el Gobierno está reaccionando, en términos de escuchar, de ser mucho más empático y hacerse cargo en las soluciones, pero siempre con una mirada de prudencia y de que las soluciones sean sostenibles en el tiempo. Esa es la mirada que debiera tener no solamente Chile, sino los otros países de nuestra región.
–¿Qué postura debe asumir Paraguay, en medio de estas protestas que se replican en la región?
–Todo lo que está pasando en otros países de la región puede ser también un llamado para que Paraguay haga las tareas, como las está haciendo, tal vez agilice algunas políticas para poder enfrentar el futuro. Hay temas que hoy día no son un problema, pero que podrían empezar a conversarse y discutirse, sobre todo en el ámbito previsional. Paraguay tiene una población relativamente joven, hoy día el tema de pensiones no es un problema, pero sería bueno empezar a pensar y hacerse cargo respecto a una reforma futura.
–¿Qué elementos socioeconómicos podrían despertar protestas sociales en Paraguay y cómo se los debe abordar, desde el accionar del Estado?
–Un punto importante es que nuestros países tienen tasas de informalidad bastante altas. Por ejemplo, en este informe de Naciones Unidas que recientemente se publicó, llama la atención que en el caso de Paraguay la informalidad de las mujeres es bastante alta, muy significativa; eso significa que los salarios pueden estar siendo bajos, que los trabajos son de menor calidad, que no hay acceso a buenos servicios, que no hay acceso a buenas pensiones. Por lo tanto, es un punto que hay que hacerse cargo, de alguna forma.
–¿Qué efectos económicos se desprenden de las protestas sociales en Chile?
–No cabe duda que la inestabilidad política, o inestabilidad social que está ocurriendo en algunos países de la región, tiene impacto en expectativas, en expectativas sobre los consumidores y de los inversionistas. Lo que hemos visto son cambios en las proyecciones económicas de algunos países, en el caso de Chile ha sido evidente, las tasas de crecimiento económico que se proyectaban hace solamente dos meses son bien distintas a las que se proyectan hoy día. Si uno revisa por ejemplo los ingresos relacionados con IVA (impuesto al valor agregado), con impuestos, con recaudación, hoy día son mucho menores de lo que fueron hace dos meses. Estamos viendo caídas mensuales de 25% en algunos tributos, hemos visto un impacto muy significativo en crecimiento económico, ya en octubre y noviembre, en los indicadores mensuales, obviamente van a impactar al crecimiento del 2019 y, sobre todo, va a haber un impacto en el desempleo y lo que ha proyectado el propio Banco Central de Chile es que, si esto se mantiene, la tasa de desempleo va a aumentar en el primer trimestre del 2020 a 10%. Este tema es un proceso endógeno, en el sentido de que están las demandas sociales y un impacto económico, pero después ese impacto es negativo y le pega nuevamente a los segmentos más vulnerables. La inestabilidad social, de alguna forma, hay que resolverla pronto, que sea simplemente un shock temporal, que sea un despertar de alguna forma de nuestro mundo político, para que reaccione con políticas sociales enfocadas en crecimiento, pero también en redistribución.
–¿Cuál es el frente que el Gobierno paraguayo debe priorizar para promover el crecimiento económico?
–El tema de infraestructura es bastante importante porque nuestros países todavía tienen un espacio muy grande para poder hacer inversiones en infraestructura. El mensaje que estamos enviando es que esto tiene que ser un esfuerzo complementario entre el sector público y el sector privado: el sector público, a través de inversiones de capital que estén orientadas a crear, por ejemplo, infraestructura para que el sector privado también haga ese tipo de inversiones. Todo el tema de participación público privada, inversiones público privadas, son importantes para tratar de conseguir mayor financiamiento para toda la infraestructura que el país necesita.
El escenario internacional parece mostrarse favorable para la búsqueda de financiamiento, ¿cómo puede aprovechar Paraguay esta coyuntura?
–El hecho de tener un mundo con tasas de interés bajas es atractivo para poder aumentar las tasas de financiamiento, pero siempre tratando de ser bastante responsables. Las tasas de endeudamiento en Paraguay son relativamente bajas, si uno hace comparaciones internacionales o con países de la región; por lo tanto, todavía hay espacio. Sin embargo, hay que tratar que los momentos de financiamiento sean sostenibles en el tiempo.
–¿Cómo observa el panorama económico de Paraguay para el corto plazo?
–Paraguay tuvo la tormenta perfecta en el 2019, tanto por shocks externos como de sus socios comerciales, de la economía global, como también por propios shocks domésticos más asociados a la sequía. Pero lo que ya estamos viendo en el cuarto trimestre del año son brotes verdes que se debieran afirmar en el 2020; por lo tanto, vamos a tener menor crecimiento en 2019, pero repunte significativo en 2020.
Que sea un despertar del mundo político, para que reaccione con políticas sociales enfocadas en crecimiento, pero también en redistribución.
Lo que ya estamos viendo en Paraguay en el cuarto trimestre del año son brotes verdes que se debieran afirmar en el 2020; por lo tanto, habrá un repunte el año que viene.
Ficha personal
Nombre: Eric Parrado Herrera.
Nacionalidad: Chilena.
Formación: Doctor en Economía, por la New York University.
Experiencia profesional: Profesor de Economía y Finanzas en el ESE Business School de la Universidad Los Andes en Santiago de Chile. Profesor visitante de la Universidad de Oxford y la Universidad de Europa Central,
economista sénior y gerente de Estabilidad Financiera del Banco Central de Chile. Economista del FMI.