Si bien el espacio en donde ser encontraba afincado era un terreno alquilado, cuyo propietario original decidió venderlo a una importante empresa para la construcción de una de sus sucursales, la situación de pandemia complicó a que esta gran plaza de comidas rápidas, que gozaba de mucha fama en el barrio y fuera de él, sea trasladada a otro sitio para seguir en funcionamiento.
Ignacio Canillas, director general del Foodpark Mburucuyá, ratificó que ya no resultaba rentable buscar mantener un negocio de esa envergadura, con unos 20 locales en funcionamiento, debido a la difícil situación económica actual.
Agregó que tenía entendido de que una gran parte de los locales gastronómicos que funcionaban en el parque de comidas seguirían activando por su cuenta, lo que resulta, dentro de todo, un alivio para seguir manteniendo el empleo de las personas que trabajaban para las diferentes marcas que vendían en el lugar.
Canillas sostuvo que en cada local trabajaban un promedio de tres personas, solo en el sector de atención directa al cliente, aunque remarcó que le era difícil calcular cuántas personas en total trabajaban para cada negocio, debido a que también cuentan con personal de producción, supervisores, proveedores y gerentes.
“Tenemos entendido que la mayoría de los negocios que formaban parte de Foodpark Mburucuyá verán la forma de continuar por su cuenta, por lo que si esto sucede no serán tantas las personas que pierdan sus fuentes de trabajo”, expresó el gerente general del emprendimiento gastronómico.