01 nov. 2025

Podemos

A pesar de lo mucho que te digan que el Paraguay es así nomás o que nada puede cambiar, sin embargo siempre podremos algo mejor si lo queremos. Si todavía crees que nuestro destino trágico nos hace incapaces de buscar la épica que nos reivindique como pueblo valiente, decidido y capaz, deja que las cosas sigan como siempre.

Que el infortunio y el Paraguay sean una misma cosa. Si pudimos levantarnos de un holocausto que acabó con el 85% de nuestra población y que un tratado secreto quiso acabar con nosotros, también podemos abandonar el sino trágico que desde hace años nos dice que jamás podemos congeniar dignidad con paraguayidad. Sin embargo, si en la elección de hoy decides sacar lo mejor de ti y escoger cambiar tu rumbo, debes sentirte orgulloso de haber podido hacer un país distinto con tu elección.

Venimos lamentando oportunidades perdidas, llorado más de 20.000 muertos por Covid, repetidos en nuestras corrupciones que se roban 6 millones de dólares por día mientras tratan a nuestros enfermos peor que a los animales, al punto de dejarlos que mueran frente a nuestros hospitales con la cabeza agusanada o pariendo nuestras mujeres sin atención en los pasillos de los hospitales. Solo piensa lo mucho que podríamos hacer con esa cantidad de dinero por la salud, la educación, la seguridad y el bienestar de todo un país. Recuerda, la cifra es tres veces la que se roba a lo que recauda el IPS para tratar a sus escasos asegurados como desecho tóxico que no merece ser atendido. Ten en tu memoria la silla vacía de aquel que murió sin tratamiento y elige en consecuencia un gobierno con projimidad, eficacia y honestidad. Esto no da más. Y los que te prometieron tantas veces que te darían dignidad te vienen robando desde hace años lo poco que queda de eso dentro de ti. Compórtate como lo que sos: mandante. Eres el que manda y son los políticos que eliges hoy los que te deben obedecer. Te temen, por eso querrán comprarte con los mismos mendrugos del pan con arena como definió el papa Francisco a los frutos de la corrupción que algunos intentan que lleves a tu boca. Desprécialos con el último hálito de dignidad que te queda. Dales duro a los que se han reído de ti en pandemia y fuera de ella. Los que solo creen que eres mercadería que se compra y se vende. Contra los que no te quieren desde hace años y solo se mofan de ti al considerarte mercancía. Que no te tiemble el pulso. Enséñales que eres un paraguayo de ley, de aquellos que nos salvaron del holocausto, de la mutilación y de la deshonra. Compórtate como ciudadano que vale la pena.

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Este país no tiene derecho a seguir siendo pobre, sin tierra ni educación. Somos un país rico empobrecido por una clase dirigente expoliadora que convirtió al Estado en su coto de caza privado, desde donde extraen toda la riqueza que debiera darnos desarrollo y prosperidad. No podemos tener dos millones de pobres que vayan a la cama sin haber probado un bocado. Chicos sin futuro que no saben leer ni escribir a los seis años de escolaridad. Jóvenes que no tienen más porvenir que una cárcel o la inmigración a villas miseria de Buenos Aires. No podemos permitir seguir sufriendo. Debemos liberarnos de nuestras cadenas y solo el voto orientado hacia la libertad, la dignidad y el orgullo nos hará posible otear un mejor horizonte para el Paraguay.

Elegir a los mejores nos vuelve mejores. Escoger a los mismos voraces expoliadores nos hace cómplices de la corrupción que nos enferma, nos delega y nos mata. Hay que votar por la vida, el futuro, la dignidad y el orgullo de ser parte de una Nación que sobrevivió a la muerte.

El Paraguay es nuestro deber y compromiso. No rehuyamos la gravedad del momento. El Gobierno tiene que parecerse a nuestras mejores virtudes. Vota o bota, pero hazlo con la conciencia cierta de que queremos un Gobierno que se nos parezca en nuestras virtudes y no el que refleje nuestras carencias.

Si pudimos... podemos.