En un acto celebrado en el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, el mandatario firmó un decreto supremo con el que oficializó el llamado a la ciudadanía a votar en la consulta.
“No es una elección cualquiera, porque con esta acción democrática y republicana, vamos a tener que optar entre dos alternativas, las dos igualmente legítimas y democráticas”, explicó Piñera.
Cuando los chilenos acudan a las urnas en el plebiscito, optarán si quieren una nueva Constitución o prefieren reformar la existente, creada en 1980 en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y que es foco de las protestas desde hace más de dos meses en el país.
La redacción de una nueva Carta Magna es uno de los principales clamores del estallido social, que deja al menos 24 fallecidos, ya que es considerada por la ciudadanía el origen de las desigualdades en el país.
En ese texto, reformado decenas de veces, se le concedió al Estado un rol “subsidiario” en la provisión y administración de recursos básicos, lo que favoreció la privatización de los mismos. Si los chilenos optan redactar una nueva Constitución, también deben votar cómo se hará. EFE