“La subcomisión de género tiene la tarea de que todos los acuerdos tengan un enfoque de género, que los derechos de las mujeres queden incluidos”, afirma Calvo en una entrevista con Efe, con motivo de la presentación mañana, martes, en Madrid, de su libro “Hablarán de mí" (Acracia Editorial).
Esta obra refleja su lado más personal, que recoge la llegada de una familia a la vida política y clandestina del país y, en definitiva, la “lucha por un mundo mejor”.
Los lugares, las personas y los hechos son reales, aunque “algunos (personajes) por respeto y otros por seguridad tienen otro nombre”, manifiesta la periodista colombiana que vivió durante dos décadas, hasta 2007, exiliada en Madrid por amenazas en su país.
La autora se define como una “cazadora” de sueños, aunque asegura que su verdadero deseo es “ver caminar ese proceso de paz”, porque el costo personal, familiar y social para el país ha sido enorme.
“En Colombia se habla de cerca de 150.000 desaparecidos, que eso no se vio ni en las dictaduras del Cono Sur. Hablamos de seis millones de personas en situación de desplazamiento en el país, es bárbaro”, lamenta Calvo.
La periodista colombiana defiende que el Gobierno colombiano “desactive” a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación (ELN) para llegar a un periodo de postconflicto, porque “se firman acuerdos, no la paz”.
Sin embargo, señala que los líderes de los grupos paramilitares pueden ser reacios a la consecución de la paz, ya que los guerrilleros que hoy están negociando “tienen las experiencias pasadas de asesinatos de dirigentes que firmaron acuerdos, con lo cual hay un temor a que se repita la historia”.
En la política colombiana aún falta trabajar más en la justicia social, en un mejor reparto económico y en acabar con la corrupción, porque que un alto cargo dimita en Colombia “es casi imposible”, afirma.
Calvo participará del 15 al 17 de abril en el VI encuentro de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, de la que es promotora y coordinadora y que se celebrará en Barcelona.
Denuncia también la precariedad del periodismo de su país y la reducción de la libertad de expresión, además de pedir que se incluya más la voz de las mujeres en los medios.
Además, celebra que la violencia hacia los periodistas haya bajado, aunque reconoce que no es lo mismo ejercer la profesión en Bogotá que en las regiones, donde es más peligroso.
A pesar de los avances que se han dado después de la Constitución colombiana de 1991 en los derechos para las mujeres, especialmente periodistas, queda mucho trabajo por hacer, ya que todavía no se les deja cubrir ciertos temas como el conflicto armado, afirma Calvo.
La periodista colombiana apuesta por un lenguaje incluyente, pues “el todos no nos incluye a todas” y rechaza que para contratar a las mujeres en los medios se mire “mucho el físico”.
Por Esther Martín