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El ministro del Interior, Enrique Riera, habló de las relaciones del Ejecutivo con el Congreso, además de su visión sobre los escándalos que tienen en vilo al Parlamento. Así también, reparó sobre la calidad de la oposición, la disidencia y su principal candidato. Sostuvo que su desafío personal es bregar por el sistema democrático, pues reconoció que si no se encuentran soluciones a la pobreza, hay gente “dispuesta a patear el tablero”. De esta situación se aprovechan gente como Paraguayo Cubas, señaló.
–¿Qué pasa en el Congreso luego de esta nueva destitución que dejó entrever que persiste la corrupción y el desprestigio en sus filas con el caso de Yamy Nal?
–Yo encima soy senador con permiso. Soy abogado, y ya fui diputado en 1998, fui senador en el periodo anterior; preferiría un trabajó más liviano que este. Pero bueno, el presidente pidió que le ayude a mantener el sistema democrático y, en ese interés, él, que es economista y está muy bien formado, él iba a abrir las fronteras, viajar, vender el país para traer inversiones. Ese es mi trabajo como ministro del Interior. Hay muchas cosas que no puedo contar, pero vivo desactivando problemas antes de que haya la medida de presión. Volviendo al Congreso, las responsabilidades son personales, en las penales, sobre todo si es que yo me vuelvo loco y mato a una persona, pues no es responsable el Congreso. Lo que pasa es que el Congreso, como la Presidencia y como otros, por ejemplo, el Poder Judicial, tiene prensa propia.
Desde luego hay algunos congresistas, yo no puedo generalizar, que, no sé si es falta de experiencia o inmadurez, pero les gusta el espectáculo. A mí me pasó esto en la época de Paraguayo Cubas. El periodo pasado fue un problema trabajar con él. No quería discutir, de repente se paraba en la mesa del Senado y transmitía por Facebook y le gritaba e insultaba. Más allá de eso, el Congreso tiene legitimidad popular porque fue voto personal y así yo saqué más de 27.000 votos.
–Desde el punto de vista del gobierno, ¿cómo ven a este Congreso?
–Sé que mucha gente quiere descalificar al Congreso y a sus miembros por sus conductas personales, pero la verdad es que, desde el punto de vista del gobierno, es una garantía de estabilidad que las leyes que se presenten se aprueben porque todos los cambios se pudieron hacer por eso y que haya un Partido Colorado que tampoco genere problemas.
–Pero existe una cuota de responsabilidad en el descreimiento a la clase política por las denuncias que los salpican, ¿qué piensa?
–Es el desgaste de la clase política, el problema de gente que no cree más en nadie. Yo fui, viajé y conozco lo que pasó en Chile, en Colombia y en la propia Argentina o lo que pasa en Ecuador, donde vi al Ejército en la calle y me asusté. Entonces, comparando con la región, aquí el problema solo es el desgaste que genera ese tipo de conductas a ciertas personas con nombre y apellido, pero hay otros parlamentarios con los que no se habla. Te digo más, nosotros que estamos en el gobierno y desde luego recibimos críticas, hablamos con todos y hasta con los periodistas más críticos. En cambio, este diputado (Raúl) Benítez que todo el día habla, Kattya González, mi amiga, la senadora Celeste que habla todo el día, nunca se fueron a programas de la prensa oficialista.
–¿Qué responde a que los opositores consideran que hay elementos propios de la dictadura en este periodo?
–Yo estuve en la dictadura y mi papá se fue 27 veces preso y dos veces confinado, y lo curioso es que en este escritorio que alguna vez ocupó Augusto Montanaro en la dictadura y hoy, mirá quién está ahora. En este Ministerio en el que tengo registro de más de 95 movilizaciones sociales y no hay ningún hecho represivo. O sea, hubo campesinos, jubilados, jubilados municipales, jóvenes de las becas de Itaipú, mujeres peleando por sus reclamos, indígenas y los campesinos que vienen todos los años, y nunca hubo represión. Entonces, para que yo califique a un gobierno de autoritario o de dictador, yo creo que deben cerrarse primero los diarios, se tiene que perseguir a los periodistas, se tienen que violar los derechos humanos y tendrían que funcionar sin órdenes judiciales como eran antes. El Estado está funcionando, no es perfecto, no es ideal. Yo dije muchas veces, la pobreza no se reprime, se resuelve.
–Pero aún no llega el dinero al bolsillo del paraguayo, ¿qué puede producir eso?
–Como el Paraguay produce alimentos para cien millones de personas y aún hay gente en la línea de la pobreza, si bien disminuyó se debe hacer a ritmo más y más rápido.
El presupuesto subió a USD 18 mil millones sin aumentar los impuestos y se recaudó USD 1 mil millones más de gente que no pagaba impuesto. Todas esas cosas van a hacer que finalmente podamos buscar la solución. Si en cambio, no resolvemos el problema de pobreza y exclusión, la democracia no aguanta. Las últimas elecciones nos guste o no, el equipo de Payo (Cubas), sin tener una sola propuesta más que fusilar, obtuvo el 30% de los votos, es decir, que hay un 30% que no está de acuerdo con esta democracia.
–¿Qué cuota de responsabilidad tiene el Partido Colorado que gobernó casi toda la transición?
–El presidente es el primero en decir que aún no estamos satisfechos, pero hay 100 mil nuevos puestos de trabajo, 90 mil nuevos inscriptos en IPS, pero bueno eso no alcanza. Pero se tiene tiempo, no hay magia ni atajos, pero vamos a seguir por el mismo camino.
–¿La oposición hace el contrapeso que todo gobierno debe tener?
–Yo, que desde hace 40 años estoy en esto, y me tocó vivir de todo; mirá, creéme si te digo que durante toda la transición, toda la vida el Congreso estuvo en manos de la oposición. Cuando yo estuve (de senador), el oficialismo se alió a la izquierda y eso no fue en balde, sino para que Víctor Ríos esté en la Corte Suprema de Justicia, que formó parte del acuerdo y para que se cambie dos ministros de la Justicia Electoral y quedó solo el doctor Jaime Bestard. El problema es que no tenemos oposición, tenemos 36 partidos por fuera de la ANR, entonces, ¿con quien se habla? Ni ellos se ponen de acuerdo. Finalmente, y es mi opinión, la oposición es esa, no tiene líderes del otro lado con los cuales uno se pueda sentar y decir si ‘Hambre Cero no funciona, entonces, ¿qué vamos a hacer?’”
–Y la disidencia colorada, ¿consideran hoy desde el oficialismo que este sector ejerce la principal oposición?
–El presidente nos pidió no meternos en la política partidaria, pero te voy a decir una cosa, muchos de los que hoy hablan como blancas palomas, qué hicieron en Tacumbú con el Clan (Rotela); hubo allí un ministro de Justicia, del Interior, que hoy están procesados por narcotráfico. Y cómo es que pasaron 60 toneladas (de mercancía) y cuánto costó la famosa pasarela (por Arnoldo Wiens) a quien hoy se presenta como santa paloma y que no traicionó a nadie y estaba enojado con la traición. Puedo decirlo porque intenté ayudarle y después apareció en la Conmebol abrazado con Horacio Cartes.
–Sobre presuntos fajos con dólares en Mburuvicha Róga a partir de la denuncia de una ex funcionaria, ¿qué opina?
–Es muy liviano decir que porque a una empleada se le echó hubo abuso de poder, ejerció su derecho porque tiene derecho a contratar y descontratar. Yo creo que acá no pasó absolutamente nada y se magnifica todo y se le da más crédito a cualquier persona que a una persona que merece reservas.
Hay muchas cosas que no puedo contar, pero vivo desactivando problemas antes que haya medida de presión. Enrique Riera, ministro del Interior.
El problema es que no tenemos oposición, tenemos 36 partidos por fuera de la ANR, entonces, ¿con quién se habla? Enrique Riera, ministro del Interior.