20 abr. 2024

Paraguay, sin excusas para una posición colaborativa en el mundo

En estos momentos se está llevando a cabo la Cumbre sobre el Clima -COP26- en el que se negocian acuerdos destinados a ralentizar los peligrosos cambios en el clima del planeta. En 2015, los países firmaron el Acuerdo de París, que tiene por objetivo mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a la temperatura de la era preindustrial -idealmente en 1,5 grados-. En esta Cumbre se espera llegar a compromisos sobre estrategias de corto y largo plazo y su financiamiento. Paraguay debe ser parte de los compromisos integrándose a las respuestas globales y comprometiéndose con el presente y futuro de sus ciudadanos.

Si bien Paraguay no está entre los países que generan mayores emisiones de carbono en términos relativos, contribuye a una parte de la misma y, sobre todo, está sufriendo las consecuencias del calentamiento global, por lo que debe ser parte de la solución.

El documento de posicionamiento de Paraguay ante la cumbre, además de mediocre, dista mucho de comprometerse con los objetivos mundiales, con lo cual, en lugar de integrarse a un acuerdo global, se aleja de un rol cooperativo.

Paraguay no puede mantenerse al margen de estos compromisos internacionales ya que tiene grandes potencialidades para generar soluciones acordes con las necesidades y objetivos globales, pero también con las aspiraciones y el futuro de nuestro país.

Generamos energía renovable, con lo cual nos es mucho más fácil que a la mayoría de los países cumplir con las metas carbono neutrales. Lo único que requerimos es implementar una política energética que no solo nos pondrá en el escenario internacional como socios de un pacto global sino que nos hará menos vulnerables a las decisiones de unos pocos países petroleros. Está de más señalar que justamente uno de los problemas que estamos enfrentando en este momento es el aumento de los precios de combustibles y su impacto en la inflación.

¿Qué argumento tendría un país con la represa más grande del mundo y con otras dos de tamaño relevante para no sumarse al objetivo de lograr una transición energética reduciendo el uso de combustibles fósiles? Es egoísta tanto frente al escenario internacional como frente a la población paraguaya que ya está sufriendo las consecuencias extremas de no asumir este compromiso.

Con respecto a la reducción de la deforestación, otra de las medidas a ser acordadas, no hay ningún argumento en contra. Las consecuencias de este flagelo ya están a la vista en nuestro país con la cada vez mayor frecuencia de eventos climáticos adversos, el aumento de la temperatura, los incendios, sequías, entre otros problemas que cotidianamente enfrentamos.

Si a estos dos compromisos le agregamos cambios en otras potencialidades como el cambio en la matriz productiva a través de la producción de alimentos orgánicos o agroecológicos para la exportación hacia nichos de mercados altamente competitivos, estaríamos apostando a la diversificación de mercados tan necesaria para el país, al incremento del valor agregado y a la producción de bienes con elevados estándares de calidad y mejores precios internacionales.

El documento oficial de Paraguay, la conformación de la delegación internacional y el posicionamiento gubernamental en la Cumbre denotan nuevamente la ausencia de una visión estratégica del desarrollo a largo plazo de este Gobierno. Es el reflejo de la influencia que ejercen sectores minoritarios de nuestro país que piensan más en los intereses privados y de corto plazo que en el bienestar de la población y en la posición geoestratégica que podría tener Paraguay al ser un ejemplo mundial en la producción de energía renovable.

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