El objetivo es lograr que se aceleren las gestiones para que el Ministerio Público, en uno de cuyos depósitos se halla el vehículo, disponga la entrega de la camioneta a la Fundación Celestina Pérez de Almada y a la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior para que sea una pieza para la memoria histórica y sirva para informar a los niños y jóvenes sobre las atrocidades del sistema represivo que se instaló en el país durante los 35 años de gobierno de Stroessner.
Según Hugo Samaniego, director de DDHH del Ministerio del Interior, la recuperación de la vetusta Chevrolet Custom pende de una resolución de la Fiscalía General del Estado.
Un plan inmediato es colocar el vehículo a partir del 2 de febrero, aniversario del golpe de Estado que derrocó a la dictadura de Stroessner en 1989, frente al Museo de las Memorias. Las organizaciones de víctimas de la dictadura y de derechos humanos barajan la opción de que posteriormente sea trasladada a la Plaza de los Desaparecidos, ubicada junto al Palacio de Gobierno, y se convierta en un objeto que sirva para recordar en forma permanente a las nuevas generaciones cómo operaba el aparato represivo de la dictadura.
La furgoneta pintada de rojo se utilizaba como patrullera de la Policía Militar y en ella se trasladaba a los presos políticos hacia los centros de tortura. Para muchos, abordarla significó un viaje sin retorno.
La única de 6 que tenía la policía se encuentra en la propiedad de los depósitos de evidencias de la Fiscalía General, en San Lorenzo, corroyéndose en medio de chatarras y a la intemperie.