Situados un año más a la cabeza de la clasificación mundial de libertad de prensa publicada esta semana por Reporteros Sin Fronteras (RSF), Noruega, Finlandia, Dinamarca y Suecia han usado su tradicional apertura y sobriedad para comunicar las restricciones que han impulsado según avanzaba la crisis.
Ninguno ha impuesto el confinamiento, aunque sí restricciones a la movilidad y distancia social, sobre todo Dinamarca y Noruega, y todos han tenido éxito en la contención de la epidemia, lo que se ha traducido ya en una reapertura gradual y lenta de la sociedad en estos dos países.
Los sondeos de las últimas semanas revelan un creciente apoyo en los países nórdicos a sus ejecutivos y sus jefes de gobierno, un fenómeno relacionado también en este caso con la tradicional confianza que existe en las autoridades.
CONFIANZA. “Es una de las principales razones, hay una gran confianza en los gobiernos, autoridades y medios, lo que facilita gestionar algunas situaciones. Esa confianza es la que hace que los daneses hayan sido uno de los mejores siguiendo las recomendaciones”, explica a EFE Anders Dybdal, experto en comunicación.
Dinamarca fue uno de los primeros países en cerrar instituciones y fronteras y limitar concentraciones en Europa a mediados de marzo, y el Gobierno de la socialdemócrata Mette Frederiksen ha sido el primero de la Unión Europea (UE) en reabrir guarderías y escuelas.
Desde el inicio de la crisis Frederiksen ha usado mucho las redes sociales, con ruedas de prensa dirigidas a niños o mensajes lanzados a través de conocidos youtubers.
EXPERTOS, AL FRENTE. En Finlandia, el Gobierno dirigido por la primera ministra, Sanna Marin, también ha basado su política de comunicación en la transparencia y las recomendaciones de los expertos, con ruedas de prensa casi diarias de la propia Marin, sus ministros o las autoridades sanitarias.
La firmeza del Gobierno a la hora de afrontar la pandemia, declarando el estado de emergencia cuando en Finlandia apenas había 277 casos de coronavirus confirmados y ningún fallecido, hizo que se ganara el favor mayoritario de la población.
Suecia ha adoptado una línea contra el coronavirus más suave que el resto, siguiendo el criterio de las autoridades sanitarias, con muchas recomendaciones y alguna restricción, pero sin cerrar escuelas, guarderías, bares ni restaurantes, aunque fijando limitaciones a su actividad.
Lejos de las cifras de España, Italia o Francia, Suecia (con algo más de 10 millones de habitantes) supera no obstante los 2.000 fallecidos, con un índice de mortalidad que duplica el de Dinamarca y cuatriplica el de Noruega y Finlandia.
Pero eso no parece haber afectado a la confianza de los suecos en el Gobierno: Al contrario, el Partido Socialdemócrata, del primer ministro Stefan Löfven, ha aumentado su apoyo a más del 30%, varios puntos por encima que anteriores encuestas, según el último sondeo de la televisión pública SVT. “Ha habido una buena estrategia de comunicación, poniendo a expertos en primer plano. Lo bueno con los expertos es que nadie cree que haya una agenda política detrás”, afirma Paul Ronge, asesor en comunicación especializado en situaciones de crisis.
Balance global
El nuevo coronavirus ha provocado al menos 208.973 muertos en el mundo desde que apareció en diciembre, según un balance establecido por AFP sobre la base de fuentes oficiales, este lunes. Desde el comienzo de la epidemia se contabilizaron más de 2.997.540 casos de contagio en 193 países o territorios. La cifra de casos diagnosticados positivos solo refleja, sin embargo, una parte de la totalidad de contagios debido a las políticas dispares de los diferentes países para diagnosticar los casos. AFP