23 abr. 2024

¿Oyes el tañido de la campanita?

Maribel Barreto

Con referencia al Cañón Cristiano y a un hecho histórico ocurrido durante la Guerra del 70, Ángel Giménez inicia su relato titulado La campanita misteriosa, conectando entre sí dos épocas, dos dramas vividos por nuestro pueblo. Ambas historias vinculadas tienen por escenario nuestra ciudad de Asunción.

El Cañón Cristiano, que defendió la fortaleza de Humaitá contra los acorazados enemigos, es un símbolo de heroísmo y de bravura; y el recuerdo de su fundición significa la contribución de la Iglesia a la causa de la defensa de la patria, también la enlaza con la evacuación de Asunción ante la inminente ocupación enemiga.

Ángel Giménez recuerda la evacuación de Asunción y el saqueo a la que fue sometida por las tropas brasileñas; denuncia los desmanes y crímenes cometidos por el ejército enemigo. Destaca el escritor la huida de los asuncenos hacia ciudades circunvecinas y detalla los lugares en los que la gente se refugió cuando fue forzada a abandonar sus casas, las que quedaron a merced de los invasores.

En coincidencia con esa época de zozobra aparece una Campanita colgada en el predio donde se levanta el Oratorio de la Virgen de la Asunción. El milagro sucede en un lugar sagrado, donde fue encontrada una campanita de bronce que se había salvado de la fundición de todas las campanas por orden de López, como símbolo de sobrevivencia de la catástrofe; su tañido es asimismo acompañado por el lamento del guaingungue, ave agorera, según la creencia popular, que con su canto lúgubre anuncia desgracias.

La presencia del anciano que machete en mano pretende defender a los niños y ancianos indefensos, representa al pueblo víctima de los soldados, asesinos brasileños a quienes un anciano que grita en guaraní: ¡Pe añamemby!, expresión de escarnio o agravio que profiere el paraguayo cuando desea injuriar a quien le agrede.

DOS TIEMPOS HISTÓRICOS

El autor enlaza dos tiempos históricos, proyectando la aparición de la campanita al presente, en que un suboficial la descubre en su casa de la calle Colón, entre destellos luminosos que llaman la atención del personaje que vincula el hecho con la leyenda de la plata yvyguy, que atrae a los fantasmas que acaban por ser conjurados gracias a un pequeño crucifijo extraído de un nicho.

El nicho, la vela encendida y la oración del Padre Nuestro fusionan el folclore con la religiosidad de nuestro pueblo sencillo que liga fácilmente superstición, tradición y religión. ¿En qué circunstancias llega la campanilla al presente? He ahí el enigma.

El sueño en que el autor opera es casi sobrenatural, la conversación con la beata Chiquitunga es el presente, ella vive hoy en el corazón de sus compatriotas, que la reconocen como la santa paraguaya. Ese sopor, ese rapto, es la conmoción que deja la exaltación que el narrador sufre al despertarse.

Ángel Giménez, en un transporte de espiritualidad conduce al lector a esa zona a la que se llega por la fe y la esperanza, en el cumplimiento de una promesa a la Virgen de la Asunción.

El autor podría convertir este relato en una obra más extensa, en una novela donde mejor cabrían los elementos coincidentes con el tema del relato.

Lecturas

Una campanita de bronce, reliquia de las penurias de la Guerra del 70, aparece en nuestro país, misteriosamente, en tiempo de pandemia, para cumplir, al parecer, una impostergable misión. Maribel Barreto escribe sobre la primera obra narrativa de Ángel Giménez Bareiro, escritor santaniano radicado en Asunción.

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