Es decir, los jesuitas, como son mundialmente conocidos, no podrán seguir funcionando en Nicaragua, y sus bienes muebles e inmuebles, así como sus instituciones educativas, entre los que se incluye la Universidad Centroamericana (UCA), ya incautada, pasarán a manos del Estado nicaragüense, según un acuerdo ministerial.
La Compañía de Jesús es –con más de 16.000 miembros– la orden religiosa masculina más grande de la Iglesia Católica.
“Somos pastores, maestros y capellanes. También somos médicos, abogados y astrónomos, entre otras muchas funciones en la Iglesia y la sociedad. En la variedad de nuestros ministerios, atendemos a la totalidad de la persona: cuerpo, mente y alma. Y especialmente en nuestros ministerios de educación, buscamos nutrir ‘hombres y mujeres para los demás’”, según la página web de la Compañía.
La disolución de la Asociación Compañía de Jesús de Nicaragua, registrada desde el 16 de mayo de 1995, fue aprobada por la ministra nicaragüense de Gobernación, María Amelia Coronel Kinloch, según el acuerdo ministerial publicado este miércoles en el Diario Oficial La Gaceta.
Ese acuerdo se publica una semana después de que la Justicia nicaragüense, controlada por los sandinistas, ordenara a la UCA –considerada uno de los últimos bastiones de libertad de pensamiento en Nicaragua– traspasar sus activos muebles e inmuebles y sus cuentas bancarias al Estado, después de haber sido acusada de terrorismo.
Las relaciones del Gobierno del presidente Ortega y la Iglesia Católica viven momentos de gran tensión, marcados por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas. El papa Francisco tildó de “dictadura grosera” al Gobierno sandinista en una entrevista, señalando “un desequilibrio de la persona que dirige” el país centroamericano. EFE