13 oct. 2025

¿Ola naciente de innovación?

Yan Speranza,                                                                 presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay.

Yan Speranza, presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay.

La innovación se ha convertido en una palabra clave que explica en gran medida la capacidad de los países para encontrar los caminos hacia un desarrollo inclusivo y sostenible.

Así también, es la única forma en el mediano y largo plazo para que los países en desarrollo logren ir cerrando la brecha de ingresos con los países desarrollados.

En efecto, si miramos el ingreso promedio de los habitantes de Latinoamérica hace 50 años, vemos que correspondía a cerca del 22% del ingreso promedio de los habitantes de Estados Unidos en ese momento.

Si lo miramos ahora, notamos tristemente que esa relación se mantiene prácticamente inalterable. Es decir, la brecha no se ha reducido. Los países asiáticos, sin embargo, tenían incluso una relación peor cinco décadas atrás, pero hoy en día han logrado llegar a casi un 80% del ingreso medio americano. Ellos sí van cerrando la brecha.

En última instancia, lo que explica esta situación es la bajísima productividad de nuestras economías. Y en esto el tremendo déficit de innovación en nuestras sociedades es una característica condenatoria.

En el Índice de Competitividad Global 2018 del Foro Económico Mundial, nuestro país figura en el lugar 112 de un total de 137 países analizados, y es precisamente en el pilar de “innovación” en donde tenemos una de las más bajas puntuaciones, figurando en el lugar 127 del total.

Queda muy claro en esta economía global del conocimiento que si un país no ingresa en la senda de la innovación constante, con seguridad queda rezagado y no podrá resolver los diversos y complejos problemas del desarrollo en todos sus ámbitos.

En términos generales –salvo honrosas excepciones– en nuestro país no hemos hablado mucho de innovación en los últimos años. Además, tanto a nivel gubernamental como en las propias empresas, muchos indicadores nos señalan que estamos muy atrasados en este tema.

No obstante, creo que algo interesante viene ocurriendo en nuestro país, particularmente desde diferentes “islas” que han tomado la innovación como el eje central de su trabajo. Y esto empieza a surgir de una manera muy esperanzadora.

Empezamos a ver varias y diversas iniciativas que apuntan precisamente a generar incentivos concretos a la innovación. Estas se multiplican y se conectan en muchos casos, con lo cual podemos empezar a pensar en la formación de un ecosistema mayor.

Hoy, diversos concursos apuntan a entusiasmar a emprendedores a presentar sus ideas innovadoras y eventualmente conseguir capital semilla para las mismas.

Al mismo tiempo, otras iniciativas apuntan a crear nuevas redes de inversores ángeles o el reciente anuncio del Fondo de Inversión de Innovación de Paraguay, que apuestan específicamente a financiar emprendimientos innovadores en diversas áreas.

A nivel gubernamental también asistimos a un nuevo discurso que busca potenciar eso que se denomina “economía naranja” o industrias creativas, como así también a una agenda digital que permita aprovechar al máximo el poder de la tecnología para potenciar soluciones innovadoras a tantos problemas que enfrentamos como sociedad.

En la Senatic se ha creado recientemente una dirección de innovación; Conacyt viene impulsando programas específicos en esas líneas y tanto el Despacho de la Primera Dama como el Ministerio de Industria y Comercio y la Unidad de Gestión del Gobierno Central mencionan en sus planes estratégicos un fuerte apoyo a la economía naranja y a la innovación, con grupos de trabajo específicos en dicha dirección.

Será muy importante aportar decididamente a este proceso desde las diferentes asociaciones y gremios empresariales, pues en la medida que esta dinámica se expanda y penetre en todos los sectores se irá formando un verdadero ecosistema de innovación con un fuerte efecto multiplicador.

Víctor Hugo decía: no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo. Empiezo a ver que esta ola de innovación de tantas iniciativas es, en realidad, parte de una poderosa idea a la cual le ha llegado su tiempo en el Paraguay.

¡Apoyemos todo este movimiento!