20 nov. 2025

Número de tigres aumenta, pero tres subespecies desaparecieron en los últimos años

El número de tigres en libertad ha aumentado en los últimos años hasta alcanzar los 5.574 ejemplares, pero tres de las nueve subespecies que existían han desaparecido y otras se encuentran en peligro de extinción, según datos aportados a EFE por especialistas en estos grandes felinos.

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El tigre fue declarado como especie en peligro en 1986.

Foto: Pixabay

De hecho, estos animales llevan casi cuatro decenios en peligro de extinción, según explicó el coordinador de conservación de WWF España, Luis Suárez, quien los definió como “sinónimo de elegancia, fuerza y misterio” en el Día Internacional del Tigre que se conmemora este lunes.

La fecha fue estipulada durante la Cumbre del Tigre convocada en Rusia en 2010, precisamente en el año dedicado a este animal en el calendario chino, a la que acudieron delegaciones de los 13 países que entonces contaban todavía con ejemplares de esta especie en libertad: China, India, Indonesia, Bután, Nepal, Camboya, Laos, Vietnam, Tailandia, Birmania, Bangladesh y Malasia, además del país anfitrión.

El tigre había sido declarado ya como especie en peligro en 1986 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, pero fue en 2010 cuando tocó fondo al llegar a los 3.200 ejemplares en todo el planeta. Una reducción de casi el 97% respecto a los que había solo un siglo antes, por lo que la cumbre rusa fijó el objetivo de doblar su número.

Desde entonces, el número de especímenes ha aumentado en más de 2.300, pero tres subespecies –el tigre de Java, el tigre del Caspio y el tigre de Bali– han sido dadas por desaparecidas definitivamente y, además, ya no existen felinos de este tipo en Camboya, ni en Laos ni en Vietnam.

“Todas las demás subespecies corren peligro”, advirtió Suárez, pero el que se encuentra en peores condiciones es “el tigre del Amur, que vive en Indonesia y del cual existen menos de 500 ejemplares”.

Amenazas

Los dos principales factores que amenazan a la especie, señaló Suárez, son la destrucción y fragmentación de su ecosistema y el furtivismo, que incluye tanto el tráfico de ejemplares como la venta de sus pieles o de distintos órganos del animal empleados en la medicina china.

Solo por culpa del furtivismo, más de 1.000 tigres fueron abatidos entre 2000 y 2018, de acuerdo con sus restos encontrados en mercados, tiendas y otros lugares similares.

Para frenar este problema, WWF y otras organizaciones conservacionistas lanzan campañas de concienciación “sobre todo en países donde no viven estos felinos, como los europeos”, pero también en aquellos donde viven, a través del Foro Mundial del Tigre, para que la población “vea estos animales como una oportunidad para fomentar el turismo, aportándoles formación, recursos tecnológicos y trabajo”.

En cautividad

Los tigres que viven en cautividad tienen una esperanza de vida mayor, según confirmó el jefe de veterinarios del Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria) –norte de España–, Santiago Borragán, ya que “los felinos viejos que viven en libertad son víctimas de otros depredadores”.

Estos animales “se rigen por dominancias” hasta el punto de que incluso en el caso de espacios como Cabárceno hay que evitar que salgan al mismo tiempo todos los ejemplares que allí viven o bien enviar a los de cierta edad a algún zoológico “para evitar su muerte”.

Las crías también corren peligro hasta su emancipación a los dos o tres años y tienen más probabilidades de supervivencia en cautividad, apuntó el responsable de zoología del Bioparc de Fuengirola (sur), Antonio Garrucho.

Para distinguir bien un tigre de otro es necesario analizar su ADN, pero también se distinguen por su pelaje, pues cada uno tiene un patrón de rayas único, y, al igual que el olfato, su agudeza visual “es mucho mayor que la nuestra, pero no ven igual los colores y algunos los diferencian peor que nosotros”, añadió.

Fuente: EFE

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