Wilson Ferreira
ALTO PARANÁ
Balbina Almada, abogada y directora de Codeni, asegura que ante esta problemática que se multiplica en silencio, a la exposición cotidiana y peligrosa de niños y niñas en el tránsito, especialmente sobre motocicletas, se deben tomar acciones más concretas. “Muchos padres siguen llevando a sus hijos como si fueran paquetes. Uno adelante, otro atrás, un bebé colgando del brazo. Y todo eso, sin protección”, lamenta.
En ese sentido, surge el proyecto para llevar adelante una gran campaña de concienciación, en conjunto con la Dirección de Tránsito Municipal. “Más de 4.800 niños y niñas fueron víctimas de siniestros viales en los últimos tres años en Paraguay, de los cuales más de 300 perdieron la vida y miles sufrieron amputaciones o lesiones permanentes. El objetivo es claro: Evitar que esas cifras sigan creciendo”, refirió.
MOVILIDAD. En barrios enteros de Presidente Franco, las motocicletas funcionan como el principal –y a veces único– medio de transporte.
La pobreza estructural empuja a muchas familias a cargar hasta tres o cuatro niños en un solo vehículo, sin casco, sin sujeción, sin noción del peligro. Pero Almada insiste en que esta situación no la justifica.
“La falta de recursos no justifica el descuido. No tener dinero para un auto no da derecho a poner en riesgo la vida de los niños. Hay formas más seguras de transportarlos, aunque requieran más tiempo o esfuerzo”, recalca.
Mencionó que las leyes vigentes en nuestro país son bastante claras al respecto. “Menores de 12 años no deben viajar en motocicletas y los niños menores de 5 años deben usar sistemas de retención infantil –como sillas de seguridad (baby car)–, dentro de vehículos. Sin embargo, estas normas rara vez se cumplen y, hasta ahora, la fiscalización ha sido tibia o inexistente”.
Durante las primeras semanas, la campaña se enfocará en “concienciar y educar” a la ciudadanía.
Equipos de Codeni, junto con agentes de tránsito, recorrerán las zonas más críticas de la ciudad –como la avenida Monday y la rotonda principal sobre la avenida Bernardino Caballero–, entregando panfletos, conversando con los conductores y notificando a los padres en casos graves.
“No queremos empezar sancionando. Queremos que la gente entienda el mensaje. Pero si no hay cambios, se tomarán medidas más firmes”, anticipa Almada.
INTERVENCIÓN. Las intervenciones no serán meramente informativas. En situaciones donde se observa una reiteración del comportamiento riesgoso, se notificará formalmente a los tutores por exposición al peligro de menores, lo que podría derivar en consecuencias legales por incumplimiento del deber de cuidado.
La experiencia ha demostrado que no es fácil cambiar hábitos arraigados. Almada reconoce que muchas personas reaccionan con enojo o burlas cuando se les señala que están poniendo en peligro a sus hijos. “A veces, creen que es exageración. Que no les va a pasar a ellos. Hasta que pasa. Y entonces ya es tarde”, lamenta.
Sin embargo, también hay esperanza. Desde que se anunció la campaña, varios sectores de la comunidad han mostrado interés en sumarse, tales como escuelas, iglesias, asociaciones de vecinos y hasta comerciantes.
La directora de Codeni apuesta a que la combinación de datos duros, testimonios reales y presencia en las calles hará la diferencia.
“Si logramos salvar, aunque sea una vida, ya habrá valido la pena”.
La campaña también pondrá foco en otros puntos del tránsito infantil, como el uso del casco, la presencia de menores al volante –una preocupante realidad en zonas rurales– y la responsabilidad de los adultos que permiten estas prácticas.
En palabras de Balbina Almada, esta es una campaña que va más allá del tránsito: “Es un llamado urgente a la conciencia, la responsabilidad y el amor que todo padre y madre debe tener por sus hijos. Porque la tragedia no avisa, y un descuido puede marcar una vida para siempre”, sentenció.