En un país sin balotaje o segunda vuelta los candidatos de alternativa a los dos partidos tradicionales han jugado el reiterado rol de evitar el cambio. Así fueron Caballero Vargas, Fadul, Oviedo, Ferreiro y ahora Acevedo, Chilavert o Cubas. Si no tienes la posibilidad de por lo menos superar el millón de votos no tienes ni una sola opción para alcanzar la presidencia. Aquí se gana con un voto de diferencia y desde hace más de cinco elecciones, con la excepción de Raúl Cubas, el Partido Colorado tiene más del 65% del electorado en contra pero sigue ganando y gobernando. Esa es la causa del porqué el gobernar se sostiene única y exclusivamente en alcanzar el poder. El resto es irrelevante. Nuestras crisis de gobernabilidad se dan al interior del partido que gobierna, que no tiene una sola idea de transformación posible. Ahora con el voto diferencial los partidos han perdido relevancia disciplinaria. Cada uno se debe a cada uno y ni los líderes de los movimientos son dueños de nada. Por eso ser presidente de un partido es absolutamente irrelevante porque cada uno hace lo que le canta. La política paraguaya tiene el peor pecado que puede tener un gobierno: es totalmente imprevisible.
Como nada tiene un costo para nadie, lo que hagas una vez electo es irrelevante. Es de tu absoluta incumbencia y acaba contigo. Nada se proyecta en tu partido que pasa a ser una carcasa que contiene chirridos de nostalgias del pasado. La irrelevancia y la traición a la voluntad popular son tan grandes que el gobernador de Canindeyú, luego de decirles a sus votantes que lo apoyen para ser senador, termina descabalgando por razones que nadie parece explicar. No es negocio estar entre los 45 y que incluso puedas tener la opción de ingresar con el voto preferencial estando último y a pesar de que si votaran por ti lo estarán haciendo por toda la lista. El elector está confundido al punto que cree que la opción 2 es la lista 2 y la preferencia 3 es lo mismo que la lista del mismo número. Pasa en todos los partidos y no parece una cuestión que importara enseñar. Al final, el acto electoral es irrelevante para los mandantes ya que no importa lo que resulte como consecuencia. Sin mandatos no interesa a nadie el compromiso de los mandatarios.
Ahora que vamos a comicios polarizados la cuestión presidencial se decidirá entre Peña y Alegre. Las terceras opciones no tendrán espacio alguno y aunque digan que no les gusta Cartes finalmente obstaculizarán con su oferta electoral las chances de Alegre. Podrían decir que pensaban que lo lograrían, pero si vemos el ajustado resultado electoral último, donde Abdo gana a Alegre por menos de 100 mil votos, y si contamos las cifras acumuladas de las demás opciones veremos con claridad que aunque aparenten estar en disidencia con los 70 años de coloradismo, con su presencia han facilitado sostener el statu quo con el que dicen estar en disidencia. Cuando Duarte Frutos soltó en libertad a Oviedo creyó que trancaba el ascenso de Lugo, pero el ex general se llevó gran parte de los votos colorados disidentes y obtuvo un resultado histórico pero... infructuoso. Los que tercian dicen que cobran por esa labor y desde que el dinero se convirtió en el gran elector las razones para creer lo que se dice son mayores que las negaciones cuestan asimilarlas.
El Partido Colorado ha llegado a su techo y sus dirigentes lo saben. No logran hacer votar ni a la mitad de sus afiliados y no tienen ninguna chance de hacerse con votos fuera del ámbito de su rebaño. No tienen otra opción que evitar que el rival sí lo haga y para eso toda opción que no tiene chance se convierte en el voto útil para ganar. Tienen una gran ventaja, solo deben sostener la carrera de las opciones paralelas para que la lucha sea al interior de la oferta opositora que permita aglutinar los votantes cautivos de siempre.
Si no cambiamos el sistema electoral vía reforma constitucional que admita el balotaje, las terceras, cuartas o quintas opciones no suman nada para legitimar el resultado comicial y tampoco ayudan a la gobernabilidad. Sirven sí como un gran negocio para los que manotean una cantidad de recursos para la jubilación y otros para gastar los ahorros y lamentarse de los resultados.
Hay que ser prácticos. Las elecciones son en esta oportunidad solo para dos opciones. El que no suma... resta, y el que no se da cuenta: molesta.