25 jul. 2025

Museo de la ANDE: Un patrimonio energético listo para ser descubierto

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Oportunidad. El magnífico edificio ubicado en Itá Pytã Punta tiene un gran potencial para generar un circuito turístico en la zona con otros sitios cercanos.

rodrigo villamayor roa

Y se hizo la luz. Hace 39 años, las grandes maquinarias que ahora en silencio ocupan el amplio galpón de lo que fue la primera usina térmica del Paraguay, están ubicadas en Sajonia, en zona de Itá Pytã Punta. Al entrar ahí, hasta parece que uno puede escuchar el sonido de los armatostes y sus mecanismos funcionando a pleno, y el ajetreo diario de los operarios.
Ahora, cuando ya han transcurrido 112 años desde que empezó a operar por primera vez, cada cierto tiempo el lugar abre sus puertas para recibir a los visitantes que van hasta el Museo de la Electricidad de la ANDE.

Fuera de esos momentos, el único sonido que puede escucharse en el amplio edificio es el trino de los pájaros que llega desde afuera y alguien que baja corriendo una de las escaleras de metal, aunque ahí no esté absolutamente nadie.

“Este lugar es el inicio de la electricidad en el Paraguay. Cuando funcionaba daba luz a toda esta zona y los alrededores hasta el microcentro”, cuenta el ingeniero Alan Patrick Achar, jefe del Gabinete de Presidencia de la ANDE.

RECORRIDO. El Museo de la Electricidad y su entorno, ubicado en las calles Ruy Díaz de Guzmán y Francisco López, fue declarado bien de valor patrimonial cultural en agosto del 2018 por la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).

La instalación que tiene como escenario de fondo una magnífica vista al río Paraguay, está compuesta principalmente por dos edificios.

El más importante de ellos cuenta con tres plantas, entre la baja, la alta y la subterránea. Además de la chimenea de ladrillos con molduras.

En el interior los visitantes, principalmente quienes son apasionados por el estudio de la energía, podrán deleitarse por esta historia viva.

Conocerán de cerca las primeras calderas, la sala de comando donde los operadores dirigían la usina, los generadores y las turbinas.

Una mención aparte merece la experiencia de conocer los laberínticos pasadizos subterráneos que se extienden cual catacumbas por varios metros.

“Si siente que alguien les sigue, no se asusten”, dijo entre sonrisas Achar durante el recorrido guiado. No sabemos si fue en broma o en serio.

El patio invita a disfrutar de la brisa del río al sol o bajo las sombras de los árboles, al lado de la grúa de cincuenta toneladas que se eleva hasta el cielo cual autóctono saurópodo (tipo de dinosaurio).

HISTORIA. Esta primera central eléctrica en el Paraguay empezó sus actividades en 1913. Fue el ingeniero Juan Carosio quien obtuvo la concesión para la explotación del servicio eléctrico y el tranvía que reemplazó a la tracción a sangre en el país.

Antes de esto, solo las personas que tenían poder económico podían acceder a la electricidad utilizando pequeños generadores. El resto dependía de las lámparas a kerosén o velas.

La central fue desarrollándose por etapas. Al comienzo funcionaba a base de leña. El agua era extraída del río y tras un tratamiento físico era incorporada al sistema de calderas de alta presión.

Con este proceso era producido el vapor que movía las turbinas acopladas a un generador que terminaba de producir la electricidad. Posteriormente, la leña fue reemplazada por el fueloil, detalla el ingeniero Achar.

En 1919, Carosio vendió sus concesiones. Posteriormente fue conformada la Compañía Americana de Luz y Tracción (CALT). Esta fue la antecesora de lo que hoy conocemos como la ANDE, que fue creada en el año 1964.

Cuando en 1986 la planta, que servía de apoyo a la hidroeléctrica de Acaray, dejó de proveer el suministro eléctrico, daba energía a Asunción, Lambaré y una parte pequeña de Luque.

Más allá del significado histórico y patrimonial, el sitio también representa el sacrificio de decenas de trabajadores; sobre todo en los inicios cuando realizaban su labor en condiciones precarias.

Tal es así que en 1954, cinco obreros fallecieron a causa de la explosión de una caldera. “Cuatro murieron instantáneamente y uno agonizó unos días”, detalló Achar.

El funcionario de la ANDE anhela que todo el conjunto pueda contar con un plantel de personas para recibir a los visitantes en determinados días y horarios. Por ahora, quienes quieran conocer el sitio deben dejar la solicitud en el apartado mesa de entrada de la web de la ANDE. Para quienes lo visiten sentirán la historia viva en la cuna de la electricidad en el país.

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Imponente. Las maquinarias y los autos antiguos son historia viva y testigos de la pujanza.

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Misterio. Los túneles conforman verdaderos laberintos por varios metros.

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Homenaje. El sitio también es un reconocimiento a los trabajadores.

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